El otro día, después de una charla, un hombre se me acercó y me dijo bajito:
– A mí esto del feminismo me cuesta, porque parece que va contra todo lo que hemos sido.
Y lo entendí.
Porque durante años nos han hecho creer que el feminismo era un bando.
Una guerra.
Una moda.
Una ideología más.
Pero no lo es.
El feminismo, cuando lo vives de verdad, no va contra nadie.
Va contigo.
Es mirar a tu madre y entender por qué siempre fue la última en sentarse a la mesa.
Es preguntarte por qué tu hija se siente menos lista que su hermano.
Es dejar de bromear con lo que en el fondo duele.
Es revisar cómo hablamos, cómo miramos, cómo amamos.
Cómo cargamos y cómo dejamos que otros carguen.
Feminismo no es ponerse de acuerdo en todo.
Es tener la valentía de ver lo que antes no queríamos mirar.
No es ideología, es vida.
Vida vivida con los ojos abiertos.
Cuando una mujer dice “esto ya no”,
cuando un hombre se permite llorar,
cuando un chaval escucha en lugar de opinar,
cuando una madre decide dejar de aguantar por aguantar,
eso no es ideología.
Eso es humanidad.
Y si a eso lo llamamos feminismo,
entonces sí:
yo estoy dentro.
Y ojalá tú también.
No es ideología, es vida
08/11/2025
Actualizado a
08/11/2025
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