La antigua estación de la MSP –Minero Siderúrgica de Ponferrada, empresa del sector del carbón que fue un verdadero motor económico en la zona el siglo pasado– en la capital berciana abría sus puertas el 26 de mayo de 1999 convertida en Museo del Ferrocarril. El domingo se cumplen, pues, veinticinco años de su inauguración; y, para celebrarlo, ni que decir tiene, bien merece la pena visitarlo. Los miércoles, por cierto, es gratis.
Yo estuve por allí hace ya algún tiempo y, si te digo la verdad, me parece una buena manera de conocer una parte de nuestra historia –el museo está íntimamente ligado a la MSP, al carbón y a su transporte por la línea férrea que unía Ponferrada y Villablino, construida y explotada por la compañía–, que cuenta con objetos curiosos de décadas atrás, como una antigua centralita de teléfonos, viejas máquinas de escribir, placas de locomotoras, planos… o unos cuantos letreros con mensajes de lo más variopinto: «Es peligroso asomarse al exterior», «Aviso. Queda prohibido escupir en el suelo e introducir objetos inflamables», «Hablad bien. La ley prohíbe la blasfemia»…
La parte, quizá, más vistosa del museo son las vías contiguas a la estación, en donde se encuentran distintos aparatos relacionados con el tráfico ferroviario –mesa de enclavamiento, que autorizaba entradas directas de trenes; CTC, Control de Tráfico Centralizado, articulación automática de la señalización y enclavamientos ‘modernos’…– y, especialmente, máquinas –algunas, de las primeras adquiridas por la MSP–: vagón de transporte de mineral, ambulancia, tolva… Y, entre las locomotoras, la célebre ‘La 31’ –de vapor, construida en 1913, y adquirida por la MSP de segunda mano en 1943 y renumerada como PV31– que remolcó durante décadas el tren-correo Ponferrada-Villablino en el que viajaron durante décadas miles de paisanos nuestros.
Un audiovisual sobre el Coto Wagner –explotación minera de hierro de la MSP– en la década de 1950 en uno de los vagones, es el broche de oro a la visita.