19/12/2016
 Actualizado a 11/09/2019
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José Batlló, poeta y editor, muere en Barcelona el 2 de noviembre, a los 77 años de edad. Su viuda, Amelia Romero, nos espera en el tanatorio. Cuando llegamos, han hecho su presencia Pérez Andújar y Felipe Sérvulo. Amelia, que ya no vivía con Batlló, y que ha llegado desde su Andalucia, no concibe el motivo de tanta ausencia en torno a alguien que fue mucho en la poesía de la resistencia antifranquista. Pero ninguno de los cuatro encontramos las palabras justas. Será porque Batlló tenía un carácter difícil. Al in, la vida lo tenía castigado en una residencia de ancianos.

Para quienes interese algo la poesía española del S XX, José Batlló, fue el responsable de sellos como ‘El Bardo’, ‘La trinchera’, ‘Lumen’, ‘Si la píldora bien supiera’, ‘Camp de L’Arpa’ y pocos poetas de entonces eludieron publicar con él alguno de sus libros. Pese a todos los reparos que se le puedan poner, José Batlló ha pasado a la historia como el editor de la poesía de la oposición y de la resistencia, en los duros momentos de la oposición a la dictadura franquista.

Pero este cronista, quiere glosar aquí la relación de José Batlló con los leoneses del grupo Claraboya, revista que en algún periodo, muy desvinculada de un León hostil, comenzó a hacerse en Barcelona donde habíamos buscado trabajo tres de los componentes literarios de la misma. En aquellos años y siendo todavía jóvenes (Batlló había nacido en el 39 y nosotros en el 41) establecimos una relación de amistad sincera. Con Amelia, José, y sus dos hijos, pasábamos Ana y yo fines de semana en la playa de Mataró. Donde, después, alargábamos la noche en conversaciones. Con Agustín Delgado y Ángel Fierro, lo visitábamos en su casa de Barcelona. Pronto esta relación se extendió a la colaboración literaria que dio como fruto un número de Claraboya, el 12, 1966, en el que la selección de los poemas era toda de Batlló, que firmaba el prólogo como Martín Vilumara. En ella, asegura que es Claraboya un reducto, quizás más potencial que efectivo aún, pero sin duda el único del que cabe esperar una línea verdaderamente joven…Y más adelante añade: Si Claraboya, como hemos dicho, parece ser la única revista donde las nuevas, novísimas, promociones, encuentran su tribuna…

Será interesante señalar que entre los poetas del lote iban: Gimferrer, Vazquez Montalbán, Ullán, Joaquin Marco, Ballesteros… Después, cuando en 1971 apareció en El Bardo, nuestro ‘equipo Claraboya, teoría y poemas’ ya Agustín Delgado, y los demás, habíamos dejado de ser jóvenes. Habíamos cumplido los 30 años de edad. La épica desesperada la continuaría Batlló sólo.
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