
Montesquieu ha muerto
25/10/2018
Actualizado a
18/09/2019
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Hablaba la semana pasada en estas líneas de la comedia de enredo en la que se ha convertido este nuestro país. Y la verdad es que no andaba muy desencaminado, ya que se siguen abriendo puertas. La primera ha sido la de una celda, porque ahora los presupuestos se negocian en la prisión y no en el hemiciclo. Y como que no pasara nada, oiga. Además, no los negocia el protagonista de la comedia de enredo –conocido también como el presidente desnudo que sigue creyendo que lleva un traje cosido con la tela más suave del mundo– sino que se encarga de ello el subalterno vestido de Quechua y para ello tiene que entrar en la cárcel a cambiar cromos con un presidiario. Son unos presupuestos que ni tan siquiera resultarían creíbles como argumento de novelas de ciencia ficción, del tipo, que sé yo, 'Los reyes del Grial', por poner un ejemplo, unos presupuestos que ya nos han corregido desde Bruselas pero dice la ministra del ramo que "nos han puesto menos correcciones que los que mandaba el PP", como si eso fuera algo positivo. La comedia de enredo de este nuestro país se rueda también en otros platós, como es el caso del Tribunal Supremo, donde antes dictaban sentencias y ahora emiten comunicados titubeantes que se resumen igual que un amigo te resume las verbenas cuando tú no has estado: "La preparé muy gorda". Parece que el guionista de la comedia de enredo es Alfonso Guerra y su famosa frase "Montesquieu ha muerto", con la que, además dereconocer que lo de la separación de poderes no era más que una utopía, reconoció también que, aparte de no ser decente, ni tan siquiera quería parecerlo. Menos mal que sale al paso Ciudadanos para poner un poco de cordura en el enredo y pide en el Congreso que Arabia Saudí nos aclare a qué dedica exactamente las armas que les vendemos. ¿Serán para consumo propio?
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