28/04/2025
 Actualizado a 28/04/2025
Guardar

La vida está hecha de pequeños momentos, sí, pero… esperamos los memorables en búsqueda de ese gran soplo de felicidad, aunque la misma esté cerca, en ese café fortuito, la risa inesperada o en el abrazo oportuno, al deleitarnos con un libro o asiendo un pensamiento positivo, o bien al socaire del pan y la tortilla con amigos o familia.

Mas lo curioso es que teníamos la felicidad y no lo sabíamos e incluso echando la vista atrás, a nuestra niñez y desasosegada juventud, vemos que nuestras aptitudes cognitivas nos permitían aprender, prestar atención, memorizar, hablar, leer, razonar, comprender… ¡Ahí estaba la felicidad! ¿La vimos? ¿No? Pues eso que hemos ganado o perdido, ya que, esos pequeños momentos, son la única experiencia que no se puede repetir, pero es algo que ha dado forma y manera a lo que hoy somos.

Algunas personas pueden mirar hacia atrás en sus vidas y ver tan solo los errores que cometieron, otros cometimos más de uno, y las contriciones que tienen o tenemos sin olvidar las oportunidades perdidas que fueron muchas. Pero habrá quienes se centrarán en las cosas maravillosas que han experimentado y las grandes oportunidades que han tenido en el camino, que además han sabido aprovechar.

Aunque lo que de verdad debería importarnos es cómo elegimos vivir nuestras vidas de hoy en adelante, y cómo queremos recorrerla haciendo camino al andar, pero recordando que la vida puede estar enraizada o compinchada con la célebre frase: «La vida son pequeños momentos», que implica que cada instante que vivas hay que aprovecharlo pues casi siempre nos sorprenden lo rápido que vienen y se van. 

En definitiva, si pudiera comprar el tiempo, si pudiera volver atrás, debería pensar que de cuando en vez debemos detenernos por un instante, aunque nada más sea para saborear esos pequeños momentos que más tarde sabes que eran, que son, la felicidad. Salud.

Lo más leído