Ha tardado en conocérsela por caprichos mediáticos, siempre a la sombra del escarabajo. En sus fotografías muestra unos ojos entornados de mirada kafkiana, con un aire perenne de tragedia griega.
Y a ella la seguimos mirando como a la « mujer de». Inquieta un poco ese concepto que suena a pertenencia. Diluye su mismidad a la deriva del otro, como si para ser alguien, un nombre necesitara de otro nombre. Siempre la vieron como una luna nipona que robaba rayos de sol del cuarteto de Liverpool. Las calles de Nueva York detonan en cinco estallidos a ritmo de rock and roll. No necesitaba de un tú para ser yo… Yoko Ono. John murió ante sus ojos aquel 8 de diciembre de 1980, porque un guardián escondido entre el centeno quiso ganar la gloria derramando la sangre de uno de los grandes. Y Yoko le sostenía mientras agonizaba, quizá implorando, mientras clavaba sus ojos en ese cielo al que también llamó en aquel terrorífico 1945, cuando sus padres la enviaron con su hermano menor a la campiña japonesa para escapar de los ataques de Estados Unidos cuando imaginaba «juegos de comida imaginaria» para aplicar el llanto del niño que se moría de hambre. Imagine. Un mundo sin guerras, sin hambre. Durante aquellos bombardeos escribía poemas que fueron la base de la célebre canción escrita en coautoría con el exBeatle. «Imagina que no hay fronteras, es tan difícil, que ya no existan guerras...».
Paz e imaginación. El arte de Yoko Ono ha venido a León, al Museo de Arte Contemporáneo, para desplegar la paz inundando la ciudad de carteles que recuerdan que es posible soñar la paz. A través de setenta obras que no son solo objetos, sino ideas.
Hace unos días, los alumnos del ÍES António García Bellido, fueron a verla. Vicky, del Departamento de educación del Musac, nos explicaba la técnica japonesa del kintsugi, reparar con oro los fragmentos de un jarrón roto. ¿Cuántas veces la vida de Yoko se rompería en mil pedazos? Pero el arte, una vez más se convirtió en metáfora: las heridas pueden ser belleza.
Una de las piezas llamada Sky TV, transmite en directo imágenes del cielo de León, estos días envuelto en brillos navideños, como el de tu ciudad, pueblo o aldea. Cielos que recogerán miradas de muchos que gozan y ríen, pero también las de otros que ruegan y callan mientras esperan que llegue la paz definitiva. Para ellos, para ti, los mejores deseos para estas fechas navideñas.
Sueña. Imagina. Quizá sea posible reconstruir esos pedazos rotos. Y vivir de una vez en Paz.