Son días difíciles para pronosticar el tiempo cuando la lluvia amenaza con hacer acto de presencia en Semana Santa. Variopintas son las predicciones que cualquiera se puede encontrar navegando por internet, hasta el punto de que digan en un sitio que hay un cero por ciento de probabilidad mientras en otro te dicen que hay hasta un sesenta por ciento el mismo día y a la misma hora.
Sin embargo, no hay mejor barómetro que el cuerpo de uno mismo. Por desgracia, mi rodilla anuncia el cambio del tiempo desde hace un par de años a raíz de una rotura del ligamento cruzado anterior y este martes ya me ha mandado su declaración de alerta. Eso sí, este aviso no lleva implícito que vaya a llover al cien por cien, pero sí es una notoria advertencia a la hora de salir de casa con paraguas por si acaso... Por si quieren tomar nota Jesucristo y la Virgen estos días antes de salir de su ‘casa’.
Un ‘don’ que me ha dado recientemente la vida y que, sin embargo, no me sirve para esquivar la dificultad que supone para quien junta estas letras la necesidad de esquivar con respeto los diversos actos procesionales que recorren estos días por las calles leonesas.
Porque sí, todos sabemos que debajo de esas túnicas y capirotes hay personas juzgando a toda aquella persona que se aventure a cruzar por el medio de una procesión de una calle a otra.
Como tampoco tengo el ‘don’ de apreciar con tanto sentimiento y devoción la Semana Santa y envidio la pasión con la que percibo que la viven miles de personas y especialmente algunos de mis conocidos. De hecho, reconozco que fue hace ya mucho tiempo cuando perdí las ganas de ir a misa, porque Dios sigue sin darme una sola razón que me lleve a entender que nacer se lo debo a él. Pero obviamente respeto a todos lo que crean todo lo contrario.
Y, por su supuesto, querido amigo o amiga cofrade, lo último que deseo es que llueva durante estos días para que puedas vivir al máximo tu semana de Pasión. Al igual que yo respeto tu ‘particular locura’, sólo espero que tú hagas lo mismo con la mía de disfrutar como cada año de la procesión de Genarín. En León hay sitio para todos.