Secundino Llorente

Matrícula de Honor

03/06/2021
 Actualizado a 03/06/2021
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La Matrícula de Honor en el Bachillerato viene regulada por la Orden ECD/334/2012, de 15 de febrero, sobre evaluación en Bachillerato en el ámbito de gestión del Departamento y se establece la ‘Matrícula de Honor’ en el segundo curso de bachillerato: «Aquellos alumnos que después de la evaluación ordinaria de segundo de Bachillerato hayan obtenido en las calificaciones de este curso una nota media igual o superior a nueve podrán obtener la distinción de ‘Matrícula de Honor’. Dicha distinción se concederá a un número no superior a uno por cada veinte alumnos, o fracción resultante superior a quince, del conjunto del alumnado matriculado en el centro educativo en segundo curso de Bachillerato. Los equipos docentes de segundo curso de Bachillerato decidirán los alumnos a los que se concede esta ‘Matrícula de Honor’ según criterios previamente acordados y establecidos en el Proyecto Educativo de Centro».

La normativa está muy clara y sin embargo este es uno de los puntos que más problemas origina en la evaluación final de segundo de bachillerato. Ya es conflictiva por sí sola esta sesión porque de ella va a depender que un alumno pase a la selectividad y pueden ocurrir muchas variantes como que suspenda una sola asignatura y se quede cortado o que no saque la nota suficiente para entrar en la carrera que desea. Se palpan los nervios en ese momento. Esa evaluación la debe presidir el director y tengo demasiados recuerdos de ella. He visto profesores que sufren porque un alumno ha quedado con su asignatura solamente. Piden consejo al resto de profesores que le contestan que «es su decisión». Si aprobara a ese, tendría que hacerlo también con otros tres que tienen la misma nota. Eso ocasiona que otro profesor se queda solo suspendiendo a dos alumnos, etc. Toda una cadena de situaciones que hay que tratar con mucho cuidado y delicadeza para no cometer injusticias que pueden llegar a ocasionar verdaderos desastres. Es muy importante tener en cuenta que de la calificación de esa evaluación puede depender el futuro de un alumno. Desde este punto de vista se entiende perfectamente el nerviosismo de profesores y, especialmente, de alumnos y padres.

Pues además de esto, en la sesión final de evaluación de segundo de bachillerato, es necesario decidir las ‘matrículas de honor’. El único requisito para lograr esta mención consiste en conseguir como mínimo una calificación media de 9 en el global de todas las asignaturas. La matrícula sólo se concede al 5% de los alumnos matriculados y pocas veces coincide ese número con la realidad. Si son igual o menos los alumnos propuestos para la matrícula no hay ningún problema porque se suelen conceder a todos los que reúnen los requisitos. La dificultad aparece al ser más los aspirantes que las plazas y es necesario descartar a alguno.

¿Qué criterio seguir para conceder esta matrícula? Será el equipo docente el encargado de decidir basándose en lo que el colegio o instituto haya acordado en el PEC (Proyecto Educativo de Centro). He conocido varias disyuntivas, desde la votación de los profesores al sorteo puro entre los aspirantes acreditados. Hace unos días yo leía en el periódico que «el azar ha sido el que ha decidido este curso los estudiantes de segundo de bachillerato que obtenían la matrícula de honor en algunos institutos españoles». Considero que no es muy serio dejar al simple sorteo algo tan importante como pago en las tasas de matrícula en el primer año de estudios universitarios y de la selectividad y, principalmente, el galardón de haber estado entre los alumnos más brillantes de su promoción con un certificado de matrícula de honor. Pienso que esto debe estar más fundamentado y razonado que en un simple sorteo.

En el instituto Lancia decidíamos que el único criterio objetivo y que menos problemas ocasionaba eran las notas. Se tenía en cuenta, en primer lugar, la media de notas de segundo de bachillerato y, en caso de empate, las de primero de bachillerato y así sucesivamente las notas de educación secundaria obligatoria hasta deshacer el empate. Y eso lo teníamos reflejado en el PEC.

En mi opinión, aunque los profesores pierden su derecho a votar y decidir las matrículas, siguen teniendo en sus manos la posibilidad de premiar el buen comportamiento, la constancia, el esfuerzo y el trabajo de sus alumnos para que no sean sólo los superdotados e inteligentes los que lo consigan.No debemos olvidar que, si el único criterio son las notas, estas son decididas por los profesores sopesando todos los puntos que ellos consideran oportunos. Eso no es injusto sino simplemente elegir a los mejores mediante sus calificaciones.

La matrícula de honor es el mejor premio, galardón, recompensa o trofeo estudiantil que un alumno puede recibir a los dieciocho años al terminar el bachillerato y podrá presumir de su consecución a lo largo de su carrera y a lo largo de su vida.
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