Nadie duda que el día de la madre es un buen día para felicitar a las madres, para agradecerles todo lo que han hecho por nosotros y hasta para rezar por ellas. Pocos o ningún amor hay tan puro y sincero como el amor de una madre. Sin embargo, se puede dar y se da el hecho de que al mismo tiempo la maternidad en estos momentos sea despreciada o poco valorada. En un afán ridículo y contra natura de confundir la igualdad fundamental del hombre y la mujer con la identidad, ignorando la sabia distinción que la naturaleza establece entre lo masculino y lo femenino, se tiende a despreciar algo tan específico de la mujer como la maternidad. Es como si se dijera que, si el varón se libra de concebir y dar a luz, la mujer tiene el mismo derecho a liberarse de esa ‘pesada carga’. Como si la mujer fuera inferior al hombre precisamente por el hecho de ser madre. O como si el cuidado de los niños fuera de inferior categoría que otros trabajos.
La celebración del día de la madre debería ser una buena ocasión para reivindicar el gran valor de la maternidad. Biológica o adoptiva siempre es un importante para ser madre su condición de mujer. Flaco favor se hace a un niño cuando, además del padre, se quiere que un tío, es decir otro hombre, ejerza el papel de madre. Eso que ahora se da en llamar progenitor B. Mientras haya mujeres que desean adoptar niños, y hay muchas, no tiene sentido que se los den en adopción a otro tipo de parejas.
Así mismo parece de todo punto indecente que la maternidad esté penalizada por muchas empresas que, tan pronto como una trabajadora queda embarazada, están deseando despedirla. Eso sí que debería ser penalizado. Más aún, el hecho de ser madre debería darle aún más derecho al trabajo. Del mismo modo toda madre tiene derecho a un hogar para sus hijos. Es imperdonable que la especulación y el egoísmo de algunos sea causa de que no puedan acceder a una vivienda digna o de que se produzcan algunos desahucios, cuando hay niños de por medio.
Por otra parte se es madre desde el mismo instante en que se produce el embarazo. Flaco favor hacen quienes sugieren o facilitan a una madre destruir el hijo que lleva en sus entrañas. Precisamente este fin de semana pude participar en un curso para ayudar a curar las heridas que con el tiempo produce en el alma de muchas mujeres el hecho de haber abortado, cuando se dan cuenta de la barbaridad que han cometido, no dejando nacer a su niño. Es la cara oculta del aborto que muchos se empeñan en silenciar.

Maternidad
08/05/2018
Actualizado a
17/09/2019
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