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Materiales nobles

26/02/2024
 Actualizado a 26/02/2024
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Los inmoralidades y torpezas que se cometen en época de bonanza, cuando la gente compra sin mirar, cuando todo se multiplica de precio sin sentido alguno, o cuando todo se vende, tarde o temprano terminan por estallar. El caso de la desgracia del incendio de Valencia es un ejemplo que refleja a la perfección lo que era el mercado inmobiliario español de hace quince o veinte años, cuando todo el mundo tenía fiebre por comprar pisos y apartamentos y las empresas constructoras no daban abasto a poner ladrillos y cemento, si es que se usaban ladrillos y cemento.

Esa fiebre desmedida por comprar de unos unida a la avaricia inmensa de muchos promotores, con el consentimiento del sistema financiero que decía que era más atractivo invertir en activos inmobiliarios que financieros o directamente ahorrar, sin olvidar la culpa de quien hizo creer a la clase obrera que era clase media, los ayuntamientos que daban licencias de obra nueva como cuando se tiran caramelos en las cabalgatas, todo eso entre otras muchas cosas fue parte de la receta para que muchos bloques de viviendas sean un peligro.

Me daba hace unos días explicaciones detalladas un amigo arquitecto pero no hace falta ser un experto en arquitectura o en construcción para ver que hubo un época en la que se hacían bloques de viviendas como quien hace churros en una churrería. Después venían los problemas de grietas y fisuras, humedades, desplazamientos verticales, fallos estructurales o desgracias como la que recientemente ha sacudido a los valencianos que se gastaron un dineral en un piso o apartamento pensando que estaban comprando calidad y ahí está el resultado.

Las innovaciones siempre, en principio, pueden estar bien si realmente resultan ventajosas a largo plazo mucho más allá del precio y de la estética. Pero llevamos unos cuantos años oyendo argumentos de cómo los plásticos, resinas, metales de diferentes aleaciones, cartones y otros materiales son «mejores», «más sostenibles», «más ventajosos» o no sé cuántas cosas que la materia prima noble. Pero resulta que todo era una patraña más. Como otras.

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