23/09/2023
 Actualizado a 23/09/2023
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Estos días estoy en modo isla y no es una metáfora o, al menos, no lo es del todo. La insularidad tiene sus cosas buenas y sus cosas menos buenas e incluso sus cosas malas. La isla en la que estoy ahora, como corresponde, está rodeada de mar. Es un hecho evidente, ya sé que así sucede en todas las islas, pero no sé si se piensa lo suficiente en lo que esto supone. El mar es camino, pero también es frontera. Que para una isla el mar que la rodea se convierta en uno o en otra es algo muy importante, pero depende de muchos factores que no suele determinar ni la propia isla, a la que nadie le pregunta, ni por supuesto los isleños, a los que les suele pasar lo mismo. 

La isla en la que estoy se parece a otras, pero se diferencia de muchas más. Para empezar es una isla volcánica. Esa particularidad provoca, en ciertos lugares, que haya un despojamiento de vida. Me refiero a lo que aquí llaman ‘malpaís’, que es un nombre como puesto por un poeta o por una geógrafa o vulcanólogo con alma de tal. 

El ‘malpaís’ es un terreno en el que el enfriamiento de las lavas surgidas de un volcán crea un territorio por el que resulta imposible pasar. Son zonas que no se pueden aprovechar para la agricultura ni para la ganadería, que están llenas de superficies que cortan o que pinchan, que pueden romperse o que tienen mil grietas que sólo utilizan las lagartijas. 

En los ‘malpaíses’ no crece nada o apenas nada, no hay caminos por los que se pueda pasar, por los que se pueda ir al encuentro de un amigo, son un lugar inhóspito. 

Hay quienes creen saber y, lo que es peor, saber a ciencia cierta, cómo se hace un ‘buenpaís’. Yo siempre tengo dudas. Pero sí creo que en esa búsqueda del ‘buenpaís’, aciertan más quienes abren senderos que los que señalan el paso imposible y doloroso de los ‘malpaíses’ volcánicos.

Volviendo a las islas y a sus metáforas, aunque es muy conocido ese poema-meditación del escritor inglés John Donne que dice que ningún hombre es una isla entera por sí mismo, en esta ocasión me apetecía citarlo.  

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