07/01/2024
 Actualizado a 07/01/2024
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Así se dirigió Antonio Machado a los estudiantes madrileños: «Haced política, porque si no la hacéis, alguien la hará por vosotros y probablemente contra vosotros».

¿Qué resultados obtenemos si asociamos la política con la suegra? Todos somo paridos de madre y cuando nos casamos añadimos una nuevo elemento a nuestro repertorio familiar: la suegra, que para distinguirla de la madre natural le damos el sobrenombre de «madre política». Salvo excepciones, la suegra es un personaje con connotaciones negativas, objeto de chanza, detestado y burlado en los sistemas de parentesco de los diversos países y épocas. Tirso de Molina escribió: «Suegra y nuera, perro y gato, / no comen bien en un plato». Y Emilio Ester Ruvira, nos ha obsequiado con estos otros versos: «Vivo con suegra y cuñada / y no he reñido en mi vida; / si no es esto ser un santo / que venga Dios y lo diga». «Cuando mi suegra enfermó / mi amigo, el doctor Abad, / con su ciencia la salvó.../ Desde entonces lo que es yo / ya no creo en la amistad». O el epitafio: «Aquí yace Blas y se alegra por no vivir con su suegra».

El pueblo español, al asociar la suegra con la política, nos viene a advertir: «ojo con los políticos». Los ingleses relacionan el sistema de parentesco con el mundo legal ‘the mother-in-law’, la ‘madre de la ley’, la ‘madre legal’. Esto es, el pueblo inglés advierte a sus usuarios a través del idioma: «no se fíen ustedes de la ley, de abogados y de jueces». 

Los mejicanos tienen una copla que tampoco es para tirar cohetes sobre la ‘madre política’: «Si me caso y tengo suegra / ha de ser con condición / que si no se muere al año / la tiro por el balcón /. En el mar se ha hundido un barco / y en el barco iba mi suegra, por eso los calamares / tienen la tinta tan negra». (Alfonso Esparza Oteo)

Pero, en cambio, el pueblo francés torea el toro de la suegra con distinta capa. La suegra es la ‘belle-mère’, esto es, la ‘madre guapa’, revelando con este maquillaje arrugas que se quieren disimular.

En realidad, no se emparenta sólo a la suegra con la política: todos los parentescos que se derivan del casamiento son políticos, y así hay padre político, hija o hijos políticos, hermano o hermanos políticos, tíos políticos, etc. Así hacen los ingleses: ‘father-in-law’, ‘brother-in-law’, ‘son-in-law’...; y los franceses ‘beau-père’, ‘belle-fille’, ‘beau-frère’... Por lo tanto, puesto que el atributo de ‘político’ no se aplica sólo a la vituperada suegra sino a toda una categoría de parientes (para diferenciarlos de los que son por nacimiento), no puede deducirse que el mal concepto que se tiene de la suegra ‘se extiende’ a los políticos o las leyes. Más probablemente el apelativo de ‘político’ debió de hacer referencia al hecho de que los casamientos se concertaban por motivos de política social y no por amor, mientras que los ingleses se limitan a decir que era un acto legal, refrendado por la autoridad.

¿Por qué los argentinos asocian a la suegra con espinas que te clavas al sentarte en un cactus, los españoles con la política, los ingleses con la ley, los de Burundi con una espina que te clavas al andar descalzo, los mejicanos con el exterminio y los franceses con la belleza...? 

Sigmund Freud dio una explicación. El marido ve en el espejo de la cara de su suegra aquello en que vendrá a parar el rostro joven y bello de su mujer, y por esa razón inconsciente detesta a su suegra. 

No sé de ustedes, queridos lectores la consideración sobre a su suegra, pero respecto a la mía, sé que, si no está en el cielo, éste no existe.

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