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Luchar contra molinos de viento

10/05/2022
 Actualizado a 10/05/2022
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La proliferación, demanda y tramitación de instalaciones de generación eléctrica de tecnología eólica y fotovoltaica están generando gran preocupación social en nuestra tierra. La transición energética sostenible solo es posible mediante las energías renovables que son vitales para la descarbonización de la actividad productiva y económica. León y Castilla, el territorio autonómico más extenso de España y el tercero de toda Europa, tiene grandes potencialidades ecosistémicas y los fondos de recuperación, resiliencia y transformación Next Generation 2021-2027 nos brindan una oportunidad histórica con fuertes inversiones para contribuir al objetivo de sostenibilidad y mayor autosuficiencia de la Unión Europea. Sin embargo, el coste de esta oportunidad va camino convertirse en un movimiento especulativo que nuevamente ponga en venta nuestra tierra al mejor postor. La falta de regulación en Castilla y León de criterios para el despliegue de las energías renovables ha despertado una ola de expectativas especulativas de tal magnitud que las demandas de implantación de parques en tramitación y en desarrollo duplican ya las existentes. Sesenta y tres proyectos destinados a la producción de energía solar ocuparán, a lo largo de los próximos meses, más de 9000 hectáreas en la provincia de León sin generar apenas empleo y fusilarán muchas oportunidades que genera nuestro patrimonio natural, recursos forestales, agrícolas y ganaderos. La memoria del Ente Regional de Energía (Eren) recoge que la Comunidad genera casi uno de cada cinco megavatios de las energías limpias en España. Además, es un territorio con superávit, puesto que la producción de energía eléctrica es casi 2,5 veces superior al consumo. Después de anegar cerca de 5000 hectáreas de nuestra provincia con los cuatro pantanos de la cuenca del Duero (Barrios de Luna, Villameca, Riaño y Porma), la despoblación, en lo que también somos líderes, el envejecimiento poblacional y la interesada falta de regulación autonómica forman la tormenta perfecta que condena a León a generar riqueza y empleo en otros territorios sin dejar ningún valor añadido aquí, en nuestra tierra. Proteger la biodiversidad es un tema de gran importancia, ya que los recursos naturales son la base de todas las industrias y la pérdida de esta supone una amenaza para los suministros alimentarios, las fuentes de madera, energía y turismo. Las organizaciones agrarias también se oponen a estos macroproyectos que suponen un aumento del precio del suelo, dificultando el acceso de los y las jóvenes a la actividad agraria y según la OPA Asaja «los agricultores y ganaderos leoneses de las zonas afectadas por macroparques son, por lo general, arrendatarios de los terrenos, ya que la propiedad es muy escasa, por lo que están siendo expulsados al no poder competir con los precios que pagan las multinacionales y los fondos de inversión promotores de estas fuentes de energía». Tenía razón Don Quijote cuando al avistar los molinos de viento afirmó: «Ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla». El Caballero de la triste figura, adolecido de exceso de pasado y ansia de futuro, como León, encara de frente lo que otros pretenden esconder: molinos de viento, en realidad poderosos gigantes con la única intención de robarnos la tierra, el agua, el aire y el sol, si les dejamos. Es urgente, si no queremos ver León convertido en un desierto demográfico sin habitantes sin más imagen en el horizonte que molinos y placas solares, aprobar por la vía de urgencia herramientas legislativas de ordenación del territorio que regulen la idoneidad de los emplazamientos con criterios de protección de la biodiversidad, el paisaje y los recursos agrícolas, ganaderos y forestales. Como en las hazañas del Ingenioso Hidalgo, «Ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra».

María Rodríguez es doctora en Veterinaria por la Universidad de León (ULE).
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