Siempre he sido cauto. En boca cerrada no entran moscas, así que vale más estar callado a menos que tengas algo que decir o sepas realmente qué decir. Bien podría tomar nota de este consejo el inane Mariano, que se ha cubierto de gloria una vez más en su primera reacción tras el atentado que costó la vida a nuestro paisano Isidro San Martín en Afganistán. La incontinencia verbal es uno de los siete males que afectan a la mayoría de los gestores de la cosa pública. El ansia por abrir la bocona y hacerse ver no les deja pensar en los efectos que tendrán sus palabras.
Los otros seis males son la incapacidad, la indigencia política, la debilidad mental, el navajerismo, la falta de empatía y la adicción al pienso. Incapacidad a la hora de ver los problemas de la gente para resolverlos desde el poder o para denunciarlos desde la oposición. Indigencia política por poner sus pueriles intereses partidistas por delante de los de aquellos que tienen que votarles. Debilidad mental por convertir el cara a cara en un debate más propio de los años 80 que ha apuntillado el bipartidismo. Navajerismo por creer que la mierda se tapa con más mierda. Falta de empatía por no ver más allá de su ombligo cuando hay muchos españolitos que lo siguen pasando mal y adicción al pienso por ser capaces de todo con tal de seguir encadenando cargos bien remunerados y sillones bien tapizados.
Sé que no todos padecen estos siete males y que los hay honrados, pero querría verles plantando cara a los jetas, aunque sean de su mismo partido. Tanta culpa tiene el que mata como el que tira de la pata.

Los siete males
17/12/2015
Actualizado a
18/09/2019
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