Amuchos, tanto expertos como profanos, les pareceré un verdadero simple si les digo que mis gustos cinéfilos no se ajustan precisamente a las películas de autor que únicamente se visionan los domingos por la tarde enlos cinefórum.
Me gusta el cine convencional y me siento huérfano desde que finalicé la serie Mad Men. Consumo cine español, especialmenteel de hace años y sin vergüenza les digo que soy muy de Tony Leblanc, hasta elpunto de considerarle un genio.
En su película ‘Los que tocan el piano’, el gran Tony ‘Cocosabio’, ‘la Gándula’ (Conchita Velasco) y ‘el Torralba’ (Landa), son tres pobres desgraciados, virtuosos de la música, cuya finalidad no iba más allá de colocar algún falso Velázquez al típico guiri que visitaba el Madrid de los sesenta. Comparten reparto con ‘El Tizona’ (Gómez Bur), un pianista con mundo que les recomienda cambiar de tácticas y adaptarse a una delincuencia más acorde con las nuevas tecnologías.
Querida portavoz del equipo naranja, en la jerga del hampa «los que tocan el piano» son los que estampan sus huellas dactilares en una ficha policial. Los de los grilletes, a los que les han trincado metiendo la mano donde no debían, llámalo como quieras. Si eres un virtuoso o no del instrumento, primero hay demostrarlo. Porque a veces se puede dar la circunstancia de queun juez un buen día te llame a declarar como testigo o como investigado. Sin más consecuencias. O sí.
Decía un empresario leonés que había más dinero por ganar, que el que se ha ganado, pero que el ser humano no podía esperar porque era presa del «ansia viva».
Ese ‘ansia viva’ que nos impide aguantar dos meses. Que hace saltar por los aires el derecho a la presunción de inocencia,que nos ciega y que nos lleva a precipitarnos y a tomar decisiones que vemos comoseguras, cuando lo único racional y seguro sería esperar dos meses, y luego ahí, con los hechos encima de la mesa tomar las decisiones.
Lanzar un órdago al grupo de gobierno sin hora ni fecha de caducidad y sin consecuencias próximas (aún no se ha hablado de moción de censura), me hacen creer que también los de la nueva política, cautivados por la nueva nómina pierdanperspectiva ysolo pretendan intentar quedarse.
Que ya decía el gran Carlos Cano junto al coro de Julio Pardo aquello de: «Esto es la murga /los currelantes/que al respetable buenamente va a explicar/el mecanismo tira palante/de la manera más bonita, y popular/se acabe el paro y haiga trabajo/escuela gratis, medicina y hospital/pan y alegría nunca nos falten/que vuelvan pronto los emigrantes/haiga cultura y prosperidad».

Los que tocan el piano
14/07/2018
Actualizado a
16/09/2019
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