Escribo esto un veinte de noviembre. Confieso que fui antifranquista cuando vivía Franco, cuando el hecho de serlo tenía mérito y razón de ser. Hoy no tiene mérito ni valor alguno. Incluso me arriesgué a criticar públicamente la falta de democracia y de libertad. Pero, una vez que murió, se acabó el antifranquismo, porque ya no era necesario. Más aún, sus herederos políticos nos llevaron al período democrático más fecundo de todos los tiempos. Me refiero al Rey que nos puso, Juan Carlos I, a las Cortes franquistas, con su presidente Torcuato Fernández Miranda, o a varios de sus ministros como Adolfo Suárez.
Pero, además, puesto que uno no es maniqueo, creo que es preciso reconocer las cosas buenas. Y por eso aborrezco es memoria histórica sesgada, ese afán lleno de odio y de ignorancia de borrar todo lo que tenga que ver con aquella época. Concretamente quiero referirme a los pantanos de Franco. Precisamente es triste noticia la sequía que estamos padeciendo y que amenaza con quedarse. La llamada casi con sorna «pertinaz sequía». Ciertamente no vamos a caer en la ingenuidad de aquel que decía: «Ahora no nieva nada, ¡antes con Franco caía cada nevada!». Por supuesto que Franco no tenía tanto poder como para poder mandar llover o nevar. Pero si tenía un gran conocimiento del problema del agua en España, de cómo se iban directamente al mar grandes cantidades que podrían ser muy útiles durante el resto del año. Y decidió hacer pantanos. Con sorna también se decía que nos había dejado empantanados.
Pues bien, esos embalses hoy están semivacíos. Resulta desolador ver esas imágenes de pantanos convertidos en desiertos. Pero esa era la situación de España antes de que se construyeran, porque no se almacenaba una gota de agua. Basta hacer un poco de memoria histórica de la verdadera para recordar o imaginar cómo estaban antes de Franco esas amplias vegas que hoy riegan los pantanos de Villameca, Bárcena, Barrios de Luna, el Porma o Riaño… Mucho peor que ahora, pues no se embalsaba nada. Y sólo nos hemos fijado en la provincia de León…
Por supuesto que hoy sería totalmente imposible construir ningún embalse. Ya vendrían los ecologistas u otros grupos a impedirlo. Sabemos que es muy triste que hayan quedado algunos pueblos sepultados bajo las aguas. Pero de no ser así ellos mismos y otros terminarían muriendo. Reconozcamos, pues, que se construyeron en un momento muy oportuno, y que lo bien hecho bien está. Ojalá vuelvan las lluvias y nevadas y se llenen pronto de agua.

Los pantanos del abuelo
21/11/2017
Actualizado a
16/09/2019
Comentarios
Guardar
Lo más leído