Los amortajados

El 3 de mayo es el día en el que, la Iglesia, desde antiguo –el liturgista francés Aimé Georges Martimort habla del siglo VI– conmemoraba la ‘Invención de la Santa Cruz’ –‘invenio’, en latín, significa ‘encontrar’, ‘descubrir’–, también llamada ‘Cruz de Mayo’: el hallazgo, atendiendo a la tradición, de la verdadera cruz de Cristo por santa Helena –madre del emperador romano Constantino el Grande–, un 3 de mayo, hacia el año 326. Pero el papa san Juan XXIII –entre otros cambios litúrgicos– la retiró en 1960 del calendario universal mediante su ‘motu proprio’ ‘Rubricarum instructum’.

En todo caso, la Cruz de Mayo se mantiene viva en la sociedad, especialmente en la piedad popular, y aún hoy se celebra en muchos de nuestros pueblos. Es este el caso de la pequeña localidad berciana de Quintana de Fuseros, en el municipio de Igüeña, en donde cada 3 de mayo tiene lugar la ‘Procesión de los amortajados’, que fue declarada de Interés Turístico Provincial en 2018.

Comienza hacia las once y media de la mañana en el templo parroquial de la Asunción, para dirigirse –con la imagen de la Virgen del Rosario– hacia la ermita del Santo Cristo de la Cabaña, en donde se celebrará la eucaristía a las doce en punto, y a cuyo término regresará con las dos imágenes –Cristo y Virgen– de nuevo a la iglesia. El Santo Cristo de la Cabaña no regresará a su ermita hasta San Isidro –15 de mayo–, tras bendecir los campos.

En la procesión participan decenas de amortajados –hombres y mujeres de todas las edades–, ofrecidos que cumplen su promesa, tras haberse librado milagrosamente –gracias al Cristo de la Cabaña– de la muerte, ataviados con su mortaja –símbolo del sudario que hubieran llevado en caso de haber fallecido–, una especie de túnica de color claro –las mujeres, además, cubren en general la cabeza con un pañuelo–; y con una vela en sus manos.

Yo tuve ocasión de asistir hace unos años y, la verdad, impresiona… Si puedes, acércate el próximo miércoles, que –estoy seguro– no te defraudará…