Villabúrbula ha sido el último municipio en sumarse a los casi setenta que han aprobado mociones a favor de la independencia leonesa de Castilla. Siempre me ha llamado la atención el malgasto de saliva, de energías y de recursos en este tipo de mociones con nula eficacia reglamentaria y legal. Se hacen por mero simbolismo, a modo de aplauso cerrado, como tributo a los anhelos más íntimos y liturgia de las oraciones a los dioses profanos. A pesar de que existe una comunión entre todos los parroquianos que conforman la región, poco va a cambiar aunque desde el Ayuntamiento de la capital y la Diputación provincial hayan secundado también ese deseo. No sería descabellado plantearse cambios estatutarios si se llega a un número determinado de mociones en la mayoría de ayuntamientos de una provincia, eso sí que sería democrático y cumpliría la voluntad popular de un territorio.
Hasta que a algún alma caritativa y apiadada haga fuerza para que los procesos democráticos en España no sean tan conservadores y estancos, seguiremos siendo los bichos raros de la región. Este verano he estado dando tumbos por Castilla y cuando le decía alguien que era de León por poco no me sacaban una estaca o un crucifijo para exorcizarme. No caemos bien. Somos percibidos cómo los vascos y los catalanes por el resto de España. Fobia que no es de ahora, de cuando nos decidimos por ir por libre, sino que siempre ha sido así. Quizá por eso no nos sentimos castellanos a pesar de que al pasear por Valladolid uno tiene una sensación parecida a cuando pasea por León.
Ahora que en las fiestas de San Froilán nos vamos a empachar de morcilla (la de Burgos es arroz con un poco de sustancia), nuestro manjar sirve de paradigma para reflejar nuestra marginación regional. En todos los lugares castellanos en los que estuve ponían la morcilla arrocera, ni rastro de la nuestra con cebolla picante. Al preguntar si no tenían de León te miraban raro, como si fueras extranjero, me observaban con ojos ajenos, distantes, pupilas que gritaban “ahí tenemos a un friki leonés”, “¿es que puede salir algo bueno de León?”.