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Leones, toboganes y banderas de bazar

18/04/2025
 Actualizado a 18/04/2025
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Hay alcaldes con fijaciones con las fuentes, otros con las rotondas, y en León, lo nuestro son los leones. No los de carne y hueso, sino los de adorno. Rampantes en los semáforos, en los pasos de cebra, en las aceras… León convertido en un zoológico municipal sin mucho sentido, donde el león se convierte en comodín recurrente para cualquier intervención urbana que se precie.

Lo último, un tobogán en forma de león de siete metros que se instalará en la Explanada de los Pendones Leoneses. Casi un millón de euros para que los niños se tiren por su rabo (con perdón). Y no es que me parezca mal que haya una nueva zona de juegos, ni mucho menos. El problema es que no se trata de una cuestión de necesidad o de mejorar realmente el entorno, sino de una obsesión municipal por sobreexplotar el símbolo del león en cada rincón de la ciudad. Cualquier espacio parece servir de excusa para justificar otro gasto, otra nota de prensa, otra inauguración de cara a la galería. Una estrategia estética de escaparate más que una verdadera mejora para León.

Lo más simbólico de todo este asunto está en el mástil de esa misma explanada. Durante años, allí ondeaba una gran bandera de España, bien visible desde buena parte del entorno y para todos los que transitaban la zona. Una bandera digna, institucional y representativa. Hoy, en su lugar, una banderita de bazar, tamaño guirnalda de verbena, ondea discretamente, como si la hubieran colocado para salir del paso. Y lo peor no es solo el tamaño ridículo, sino el mensaje implícito: aquí se presta más atención a los leones de atrezo que a los símbolos que deberían unirnos.

Mientras tanto, las aceras se deshacen, los baches proliferan y los parques y jardines envejecen a marchas forzadas. Lugares que deberían ser espacios de convivencia se ven abandonados o maquillados con lo accesorio. Los contratos de jardinería y mobiliario urbano no se destinan a lo que se necesita de verdad, sino a florecitas superfluas, bancos nuevos donde no hacen falta, jardineras de temporada o semáforos decorados con leones. Cualquier elemento urbano, sin su rampante, ya no parece merecer presupuesto.

Y a todo esto, un macrotobogán que sin duda vuelve a tener más que ver con una ocurrencia del momento que con una necesidad real de la ciudad. Un elemento de parque infantil con un coste desproporcionado que sólo reafirma una tendencia a gobernar a base de escaparates, improvisaciones y gastos cuya cuantía, aún no ha sido plenamente asimilada por la opinión pública.

Por otro lado, la marca ‘León, cuna del parlamentarismo’, con todo su potencial turístico, cultural y económico, sigue relegada a carteles desgastados en las entradas de la ciudad y a oportunidades perdidas. Se invierte en leones de adorno mientras se olvida un patrimonio histórico único que podría atraer turismo de calidad, eventos de prestigio y riqueza. León merece una gestión seria, que piense más en sus ciudadanos y menos en el álbum de fotos del alcalde.

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