Vivimos en una provincia evidentemente maltratada desde muchos frentes, de cerca y de lejos, pero también es cierto que vivimos en una provincia con especial querencia por la autodestrucción. Estos días se publicaban los resultados de una encuesta que la Unión del Pueblo Leonés encargaba a la empresa demoscópica Metroscopia, una de las más prestigiosas en esto de preguntar a la gente y el día después de las elecciones culpar a la «volatilidad del voto»de no haber acertado. Para sorpresa de nadie los resultados de la citada (y pese a todo aparentemente fiable) encuesta dejan en gran lugar al partido político que la encarga, asegurando que de haber mañana elecciones autonómicas ganarían el voto de los leoneses y alcanzarían por primera vez los cuatro procuradores además de ser el único partido que crecería en concejales en unas hipotéticas municipales en León capital, donde aparentemente José Antonio Diez no debe preocuparse demasiado por cuál será su futuro a medio e incluso largo plazo.
El caso es que lo que también dice la encuesta es que el sentimiento de los leoneses dentro de esta comunidad autónoma es cada día un poco más el de salir por la puerta lo antes posible. Tres de cada cuatro leoneses abogan por separarse de Castilla, pero la ventana en la que meterse difiere bastante. Una gran mayoría aboga por recuperar la Región Leonesa, esa que conforman León, Zamora y Salamanca y en la que parte de una, la mitad de la otra y completamente la última pasan absolutamente del tema. Otros prefieren arrimarse a Asturias, supongo que pensando que esto va de tomarse unas sidres en torno a un barril y a la vez considerando aparentemente una buena idea pasar de depender del eje Valladolid - Burgos al Oviedo - Gijón, que es lo mismo, pero peor. Para mi sorpresa la opción menos escogida entre los que abogan por la escisión es la autonomía uniprovincial, que a mi juicio se acercaría es la opción que más se acercaría a la voluntad del pueblo sin olvidar que hay un elefante en la habitación llamado Bierzo y que la única manera de arrastrarlo en esta marea sería una provincia propia dentro de una autonomía leonesa (y seguramente ni así).
León solo y cuanto más solo mejor, porque da la sensación de que esta sería la única provincia que en el hoy casi utópico caso de que consiguiera separarse de Castilla, podría decidir un destino aún peor. De esa forma al menos no podríamos echarle la culpa a nadie.