16/06/2023
 Actualizado a 16/06/2023
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Esta semana, Sparker, la ‘startup’ de la que soy cofundador, ha sido invitada a representar el ecosistema emprendedor de Castilla y León en el ‘Digital Enterprise Show’, uno de los principales eventos de innovación de toda Europa y que, por segundo año, ha tenido lugar en Málaga, la ciudad que muchos índices sitúan en el TOP 3 de España en calidad de vida y en felicidad de sus ciudadanos.

Me ha servido el viaje, además de para procurar dejar en un buen lugar al emprendimiento leonés, para intentar hacerme una idea de por qué ahora Málaga está en boca de tanta gente, sobre todo en el mundo de la nueva economía digital, de tal modo que incluso está desbancado a Barcelona, si es que no lo ha hecho ya, como destino de la inversión internacional y la creación de empresas, siendo de las ciudades más atractivas si quieres aparecer en ‘el mapa’ de los inversores, junto con Madrid y Valencia.

Sin duda, la primera razón que se nos puede ocurrir es el clima y las playas, sin embargo, las playas de Cádiz y Huelva, bajo mi punto de vista, no tienen nada que envidiar a las de Málaga, aunque estas otras dos provincias andaluzas no han logrado conseguir esa atracción emprendedora.

El clima, como tal, no creo que sea una razón definitiva para la elección de Málaga como uno de los destinos prioritarios de los llamados nómadas digitales, gente con puestos muy cualificados e importantes salarios que han hecho del teletrabajo, su estilo de vida. De hecho, hablando con los propios malagueños, reconocen que para pasar una semana de vacaciones es un clima envidiable, pero para vivir, con la subida de las temperaturas y la falta de lluvias, gran parte del año la vida diaria es más agobiante que placentera.

Analizando sus infraestructuras y comunicaciones, tampoco es que sea Málaga muy atractiva, con una orografía muy complicada que hace que todo esté muy colapsado y algo acinado. El patrimonio histórico tampoco parece una de las claves, ya que tampoco es una ciudad como Granada, Sevilla o Córdoba.

Sin duda, una de las razones fundamentales para que Málaga sea un imán para los inversores y los emprendedores, ha sido la visión a largo plazo de sus gestores políticos, que supieron detectar hace muchos años por dónde iban a ir los tiros del progreso futuro, se lo creyeron y lo que es más importante, se lo han hecho creer al resto del mundo.

Sin querer entrar a comparar, León no tiene nada que envidiar a Málaga en patrimonio natural con los Picos de Europa justo a la puerta de nuestra casa, magníficas playas a poco más de 1 hora, una excelente gastronomía, un índice de horas anuales de sol que a muchos sorprende, el Incibe o un aeropuerto al que se le podría sacar mucho más partido.

Solo falta que nos lo creamos y trabajemos desde la política y la iniciativa privada con un objetivo claro, medible y bien definido a medio plazo, evitando envidias, paletadas y nuestro canibalismo endémico que nos hace mirar hacia el pasado melancólico, mientras apartamos la mirada del futuro ilusionante.
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