Jorge Brugos

León y Alicante: el mapa fallido

10/11/2025
 Actualizado a 10/11/2025
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Cuando acudo a las tertulias de salón y a las de plató en la Comunitat Valenciana a veces tengo que pellizcarme para no pensar que estoy en León. En el sureste español tienen los mismos problemas que en el reino leonés: la desintegración territorio-sentimental de las diferentes patrias chicas con la matriz autonómica. Sede política que en el caso de Castilla y León ha recaído en Valladolid por obra y gracia de los despachos heredados de Felipe III, que esconden en sus cajones el Estatuto de Autonomía que no contempla capitalidad ninguna a nuestra región; cosas de las tertulias de moqueta. La transición se fraguó con encuentros cafeteros en tascas y a día de hoy las decisiones importantes se siguen cocinando en las barras de bar. 

España tiene muchos problemas, uno de ellos, si le damos la categoría de crisis de Estado, es que no hay un sentimiento de pertenencia a las comunidades autónomas por parte de las gentes a veces llamadas peyorativamente provincianas. Ahora que Carlos Mazón ha dimitido tras lo sucedido en la barra de El Ventorro, los alicantinos no se fían de que un valenciano vuelva a gestionar la región y se olvide de Alicante. En la terreta no se sienten valencianos sino de su propia tierra, valga la redundancia. En nuestro caso, no hace falta que diga lo que nos identificamos con la idea castellana. Si en determinados oráculos interpretativos se lee la idea de León y Asturias tendrían que haber sido una región común; no se consumó por motivos políticos, en Alicante comentan en algunos comités de sabios populares que tendrían que haber conformado una comunidad con Murcia. Al igual que ocurre en León, que en ocasiones nos identificamos más con los asturianos que con los castellanos, en ciertos municipios limítrofes se sienten más murcianos que valencianos.   

Quizá todos estos movimientos cantonales se solucionarían si reformulara el sistema territorial, planteando un sistema departamental a la francesa en la que cada provincia tenga su propia identidad. 

Las puertas de atrás no dejarán que se abra esa puerta. 

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