Mientras escribo este texto, tres mujeres iraníes, Pakhshan Azizi, Verisheh Moradi y Sharifeh Mohammadi, están en riesgo pronto de ejecución por la teocracia de Irán, el régimen que más mujeres ejecuta en el mundo. ¿Su delito? «Enemistad con Dios». Mientras escribo este texto, decenas o cientos de anónimos civiles palestinos –hombre, mujeres y niños– pueden estar siendo ejecutados por el genocida Israel. ¿Su delito? Existir. Mientras escribo este texto…
Me localizo. Como bien puede pensar quien los conoce, esta es una buena semana para los adictos al virtuoso vicio de la lectura. Hasta en ese urbano y regio eje central, tan discretamente peatonalizado, que divide la ciudad, más rotulada en verde que verde en sí, en León norte y León sur, llevan días instalados, con absoluta impunidad los más variados expertos en la sana y riesgosa maestría del trapicheo de libros. Sigan las autoridades locales permitiendo y fomentando el uso, abuso y disfrute de la lectura, amiga íntima si no hermana del pensamiento, pero luego no se quejen de que haya personas que, después dadas o puestas a pensar, apostaten de sus bienaventuradas promesas de paraíso terrenal y les disciplinen o flagelen con atinado y hasta bienhumorado espíritu crítico.
Conste que personalmente me afecta poco, pues como creo haber comentado alguna vez, si el cine alimentó y alimenta el imaginario de cada cual con películas como, entre otras, ‘La tentación vive arriba’, a mí la vida entre sus continuos cuidados, suertes y regalos, si bien no me otorgó una vecina superior tipo Marilyn Monroe o semejada, sí hizo que, para otra de mis atracciones fatales, en el sentido de inevitables, se me avecinara una a la vuelta de la esquina con lo que tengo, casi más a mano que a vista, el mercadeo de las necesarias cuando no caprichosas dosis de placer. Mas no cunda el pánico entre la vecindad femenina –ya uno más está para serenas ternuras que para arrebatadoras seducciones–, hablo de una tentadora librería oferente y proveedora de delicadezas para la placentera degustación de exquisiteces literarias de vario género o mixtura de ellos, «escritura transversal» que llama su gran acuñador y practicante Rafael Argullol.
¿Ven?, películas y libros, ambos nos conciencian a través de mundos y vidas ajenas o nos permiten ‘la gran evasión’ de tanta humana realidad que llega a impedir la ética y digna vivencia de esa felicidad tan publicitada y cómplice de voluntarias cegueras. Ver y «Leer, leer, leer, vivir la vida…» ¡Hágase!
¡Salud!, y buena semana hagamos… Y tengamos.