28/09/2016
 Actualizado a 18/09/2019
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Cuenta la tradición que, avanzado ya el último tercio del siglo VIII, Mauregato, hijo de Alfonso I y de una esclava musulmana llamada Sisalda, se hizo con el trono asturiano ayudado por los árabes. Y, para mantener la paz en los territorios del reino, instauró el llamado ‘Tributo de las Cien Doncellas’, el ‘pago’ anual a los musulmanes de un centenar de jóvenes –de las que León aportaba una parte–, cincuenta nobles y otras tantas del pueblo llano. El monarca, por cierto, moriría unos años después a manos de sus propios nobles, por haber concedido el indigno tributo.

Será Ramiro I quien acabe con tan aberrante situación, tras la victoria cristiana en la Batalla de Clavijo del año 844, liberando al reino de la entrega de sus mujeres. Un hito que los leoneses venimos conmemorando desde hace siglos y que, tras pasar por diferentes fechas, se ha convertido hace ya décadas en uno de los actos centrales de las fiestas de San Froilán –probablemente las que tienen un ‘sabor’ más leonés–, junto con los pendones o los carros engalanados.

Así, las Cantaderas –esas jóvenes doncellas que habrían de ser entregadas a los musulmanes– volverán a ser protagonistas este fin de semana, primero el sábado, al ser recogidas; y después el domingo, en su recorrido desde el Ayuntamiento de San Marcelo a la Catedral, acompañadas por la sotadera, quizás la mujer musulmana que, además de guiar a las leonesas en los bailes a realizar en el desfile, les enseñaría también sus costumbres. Ya en el primer templo leonés, un representante del Ayuntamiento –en nombre de la ciudad– realizará, una vez más, una ofrenda en agradecimiento por el fin del tributo a Nuestra Señora del Foro u Oferta. Y volverá a discutir con un miembro del cabildo catedralicio si dicha ofrenda es por obligación o por libre voluntad –foro u oferta– de sus gentes. Así llevan haciéndolo desde hace muchos, muchos años, y siguen sin ponerse de acuerdo… Pero merece la pena acercarse, y escuchar los argumentos del uno y del otro, acompañados de buenas dosis de ingenio e ironía.

Si te animas, por allí nos veremos. Quizás tomando un vino. Con chorizo y morcilla, faltaría más.
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