La villa romana de Navatejera

Hace un par de semanas estrenábamos Merce y yo estado civil –tras la pertinente ‘desconexión’ en Andorra– visitando Tarragona. Y allí, de la mano de nuestro buen amigo Josep Ignasi, tuvimos ocasión de ‘regresar’ por momentos a la Antigua Roma –y de probar nuestra destreza en una ‘calçotada’, dicho quede– que, tratándose de la capital de la Tarraconensis, no es poco decir…

El anfiteatro, el circo, el foro provincial… o el acueducto –el Pont del Diable– no faltaron en nuestro recorrido; ni tampoco la villa romana –una vivienda de lujo situada fuera de la ciudad– de Centcelles, en la que destaca un espectacular mosaico en su cúpula.

También en época bajoimperial, la aristocracia que estaba asentada en nuestra tierra optó en ocasiones por las ‘villae’ como lugar de residencia –por ejemplo, en las actuales localidades de Quintana del Marco, La Milla del Río, Campo de Villavidel, Villaquejida o Puente Almuhey, entre otras– aunque, por desgracia, no es posible visitar los restos de ninguna de ellas en toda la provincia leonesa, entre otras razones por haber sido expoliadas y destruidas a lo largo de la historia.

A decir verdad, distinto es el caso de la villa de Navatejera, que se encuentra a escasos kilómetros de la capital. Se remonta al siglo IV o V de nuestra era –aunque existen vestigios anteriores– y cuenta con tres zonas diferenciadas: la ‘pars urbana’ –residencial–, la ‘pars rustica’ –de explotación agropecuaria– y un edificio con planta de cruz griega y pórtico, quizás un templo paleocristiano.

Descubierta en 1885, fue una de las primeras en proteger sus restos –en especial los mosaicos– y facilitar la visita al público; pero cerró sus puertas hace ya unos cuantos años y así permanece sine die por obras de acondicionamiento, tal y como se indica en la propia página web del Museo de León, del que es anexo desde 1992. Y es una verdadera lástima. A ver si se soluciona lo que se tenga que solucionar, y vuelve a abrir. Yo se lo he pedido, incluso, a los Reyes Magos…