En los colegios e institutos de educación secundaria deberá ser designado por el director un tutor para cada grupo de alumnos entre los profesores que impartan clase, como una parte de su función docente. Es tan importante esta tarea para la formación de un niño que siempre he defendido la tesis de que un buen tutor suele asegurar el éxito de su grupo y es capaz de transformar en excelentes a los alumnos normales y a la inversa. Por esa razón considerábamos que el momento más decisivo en la función directiva era la selección del equipo de tutores el primer día de curso.
Son muchas y variadas las funciones que realiza un tutor. Participa en el plan de acción tutorial bajo la dirección del departamento de orientación del centro. Coordina el proceso de evaluación de los alumnos y preside las sesiones de evaluación de su grupo. Les asesora sobre sus posibilidades académicas y profesionales. Hace de intermediario ante el resto de los profesores y el equipo directivo en los problemas que puedan plantearse. Informa a los padres sobre el rendimiento académico de sus hijos. Podríamos resumir su trabajo afirmando que «el tutor para su grupo lo es todo». Es el profesor de una asignatura y, además, el responsable de todo lo que sucede en el aula. Se coordina con los profesores del grupo para programar actividades y exámenes. Y es el enlace entre alumnos, padres y profesores.
El perfil del tutor exige unos requisitos especiales: ‘Vocación’, debe ser voluntario y jamás un trabajo a la fuerza. ‘Carisma’, tiene que dar seguridad al alumno para que confíe en él. ‘Dedicación’, sin prisas y sin límite de tiempo. ‘Intuición’, para anticiparse a los problemas del alumno. ‘Comunicación’, dispuesto al diálogo y a escuchar al alumno. La mejor virtud del profesor tutor es ‘escuchar’ y saber ponerse en el lugar del alumno ante una situación difícil para entenderle y ayudarle.
Es curioso que un cargo tan absorbente no tenga ninguna remuneración económica. La única gratificación y recompensa que le queda al tutor es el cariño de los alumnos. Ellos le van a devolver con creces los frutos que sembró con dedicación y paciencia. Cuando se crea un ambiente de sintonía y convivencia en el grupo, los alumnos hacen piña con el tutor y «que no se lo toque nadie, es suyo y lo defienden a muerte». Está comprobado que los grupos a los que les toca en suerte un tutor con vocación, con carisma, dedicado y comprometido tienen el éxito garantizado.

La tutoría
10/12/2020
Actualizado a
10/12/2020
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