11/06/2019
 Actualizado a 16/09/2019
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Hay un relato bíblico que, independientemente de su historicidad, tiene un significado perfectamente aplicable a nuestro mundo de hoy. Nos cuenta cómo los hombres querían ser más que Dios y decidieron construir una torre que llegara hasta el cielo. Pero como Dios es más listo les confundió las lenguas, no se entendían unos con otros, y no pudieron continuar la obra. Justo lo contrario de lo ocurrido en Pentecostés, donde gentes procedentes de diversas regiones e idiomas, gracias al Espíritu Santo, se entendían perfectamente como si hablaran una misma lengua.

En estos instantes de la política española hay una palabra totalmente de actualidad, debido a la necesidad de ponerse de acuerdo para poder gobernar las diferentes instituciones municipales, regionales y nacionales: los pactos. Es tal la fragmentación de los votos que no tienen más remedio que ponerse a hablar. Y ello en principio no es malo, pues se supone que hablando se entiende la gente. Ahora bien, mucho peor que la fragmentación es la polarización, es decir, que no haya un acuerdo mayor en los puntos fundamentales, ya en los programas electorales, que habrían de tenerse en cuenta a la hora de gobernar. Más aun, a veces da la impresión de que más que ante un normal proceso de diálogo nos encontramos simplemente ante lo que podríamos llamar trapicheo o mercadeo, en el que lo que cuenta no es tanto el bien de los ciudadanos, cuanto las prebendas de los gobernantes.

En todo caso los electores tienen mucho que espabilar. Si nos atenemos a la clásica división entre izquierda y derecha, parece claro que algunos andan muy perdidos y que no miden las consecuencias de sus votos. Así, por ejemplo, al día de hoy, en nuestra comunidad de Castilla y León existe una total incertidumbre sobre cuál será el próximo gobierno. Ciertamente los electores tienen libertad para votar a quienes les venga en gana, de la misma manera que quienes deseen formar un partido político y presentarse a las elecciones están en todo su derecho. Sin embargo los electores de centro derecha, dividido fundamentalmente en tres opciones, se encuentran ahora no solamente con que la fragmentación les resta posibilidades de gobernar, sino que ni siquiera, a pesar de haber obtenido votos suficientes para poder gobernar unidos, tengan la seguridad de hacerlo. No es ningún secreto que muchos votantes de Ciudadanos ahora están que trinan porque ven que su voto puede servir para beneficiar a los que de ninguna manera desearían ver en el gobierno. La torre nueva torre de Babel.
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