26/12/2017
 Actualizado a 08/09/2019
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Recientemente el Diccionario de la Real Academia Española ha incorporado la palabra ‘postureo’, que viene a significar una forma de comportamiento que se fija sobre todo en las apariencias y en causar buena impresión. De alguna manera está emparentado con el concepto bíblico de hipocresía. También tiene algo que ver con eso de «quedar bien y no gastar».

Tras las elecciones catalanas muchos critican abiertamente a nuestro Presidente del Gobierno por su descalabro electoral. Y no faltan quienes tratan de aprovechar la ocasión para beneficiarse de esta situación caótica. Por supuesto que cada uno es libre de votar al partido que quiera y entendemos que todos traten de aprovechar cualquier situación en beneficio propio, inclusive mediante el mencionado ‘postureo’. Sin embargo podemos ser injustos o equivocarnos si nos dejamos llevar sin más por las corrientes de opinión. Todos tenemos en mente cómo ante la crisis económica y social partidos populistas han sabido sacarle partido, aunque ahora lagente parece que ya va abriendo los ojos y desengañándose.

No tenemos especial interés en defender al Partido Popular, pero nos parece que se está siendo un poco injusto con Rajoy por su gestión del problema de Cataluña, a la que especialmente Aznar y Zapatero dieron muchas alas. Ahora son muchos los que, tras los hechos consumados, manifiestan que ellos lo hubieran gestionado mejor. SiRajoy ha sido prudente y no se ha precipitado en aplicar el 155, mal, y, si lo aplica, mal también. Olvidan que a esos políticos tan cafres no hay nada que los contente.También se dice que no ha sabido rentabilizarlo, que no ha sabido venderlo. ¿No somos nosotros quienes tenemos que saber comprarlo?

En todo caso, el pueblo español es así. La primera vez que Rajoy se presentó a elecciones, cuando las encuestas le daban como ganador, perdió estrepitosamente, porque el pueblo español les dio la razón a los terroristas que pusieron un atentado en vísperas de la votación. Ahora también pasa algo parecido.

Reconocemos que pueda ser muy positivo que el voto útil haya llevado a ganas las elecciones a un partido constitucionalista, pero eso no quita mérito a quien ha gestionado esta crisis sin postureo, aun a riesgo de unos malos resultados en Cataluña, donde, como en el país vasco, no tiene precisamente su mejor granero. Ello quiere decir que no sería bueno que por esta solarazón se extrapolara, sin más, al resto de España. La soledad de Rajoy nos recuerda a la de Suárez.
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