La plaza de Santo Domingo

La plaza de Santo Domingo, por la que pasan cada día miles de personas, es uno de los lugares de referencia en la capital leonesa. Es el centro mismo de la ciudad, en donde confluyen nada menos que siete calles, dos de ellas peatonales, y cuyo entorno la hace única: la fuente, edificios emblemáticos –la iglesia de San Marcelo, el Museo de León, la oficina del BBVA, el hotel Alfonso V, el Complejo de Santo Domingo y un largo etcétera–, comercios, oficinas, la escultura ‘La vieja Negrilla’ –convertida ya en todo un símbolo–, obra de Amancio González… Y el reloj más famoso de todo León –y también, quizás, la sucursal bancaria más nombrada: la citada del BBVA, aunque no sea en este caso por cuestiones financieras…–, que ha sido, y sigue siendo, punto de encuentro de generaciones y generaciones de leoneses. Seguro que tú también tienes recuerdos de esos que nunca se olvidan y que, por mucho que pase el tiempo, te siguen acelerando el corazón… ¿Alguna cita, tal vez?

La plaza –que debe su nombre al histórico convento dominico que allí se encontraba– ‘nace’ a principios del siglo XX, en 1904, con el ensanche de la ciudad –se encuentra precisamente en la confluencia del viejo y del nuevo León–, con un aspecto muy diferente al actual, por cierto; en internet puedes encontrar fácilmente fotografías antiguas que te sorprenderán…

Pero, tal y como ahora la conocemos –obviando el inexorable paso del tiempo, ni que decir tiene–, la plaza de Santo Domingo cumple, precisamente hoy, sesenta años, que se dice pronto… Y es que era inaugurada el 5 de octubre de 1962, tras cambiar por completo su estructura –circular en vez de cuadrada, con una fuente que antes no tenía…– y, con ella, la imagen del centro de la capital.

Y, para conmemorar esta efeméride, qué mejor que descubrirla, ¿no te parece? Solamente tienes que acercarte un día, sin prisa, y dedicarle un ratín… Fíjate detenidamente y encontrarás –estoy seguro– un montón de detalles en los que nunca habías reparado. Ya me contarás…