Por debajo de la puerta de nuestra redacción de Ponferrada nos cuelan un escrito anónimo, como si no tuviéramos suficiente con el anonimato con el que muchos actúan en las redes sociales, para decirnos poco menos que Olegario Ramón fue provocando a los manifestantes de extrema derecha, que era el que los increpaba y tenía a uno de sus delfines grabando desde un coche. Se pueden ahorrar el trabajo. En el remoto caso de que eso fuera verdad, tampoco justifica las patadas de los miserables ni el aplauso de quienes les animan a materializar su odio.
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