En las elecciones en la Universidad el 51 % de los que votan son los profesores fijos, para que quede claro que hay que seguir regando cortijos. El concurso de tres candidaturas prácticamente garantiza una segunda vuelta y, mientras, el sindicalista que se cree amo del campus, el de las puertas giratorias (en su caso más bien automáticas), no tiene reparos en ir haciendo campaña por las facultades pidiendo el voto para uno de los candidatos, al que, la verdad, le hace un triste favor, porque la gente sabe identificar a un vividor y, en cuanto se da la vuelta, sentencia: «Pues votaremos a cualquiera menos al que dice éste».
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