La mascarilla parecía haber desaparecido de nuestras vidas... menos en la Vuelta Ciclista a España. La multitud congregada ayer en La Bañeza pudo comprobarlo. Pese a la libertad con la que se dejó trabajar a la prensa, pese a la cercanía de casi todos los corredores (como suele ocurrir, todos menos los endiosados tres primeros de la general fueron muy cordiales con el público bañezano) para acercarse a cualquiera de los corredores era obligatorio ponerse mascarilla. El temor a que el virus estropee el trabajo de tres semanas hace el resto.
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