La verdad es que hay determinados oficios que en la nómina, sea cuantiosa o miserable, deberían incluir una cláusula que diga ‘por generación de enemigos’.Pasa con los periodistas y los políticos, por ejemplo, con los guardias civiles y los conductores y pasa también con los sindicalistas y los empresarios. No hay por qué ser enemigo íntimo pero tampoco excesivamente colega, como le ocurre a un veterano sindicalista que ya no es más que afiliado de base y que ayer, en la rueda de prensa con la responsable de Azucarera, poco le faltó para darle las gracias por haber cerrado la planta de La Bañeza. Muy educadamente, una periodista le dijo que ya había quedado clara su opinión, pero que quería saber la del sindicato.
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