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La memoria colectiva

27/05/2018
 Actualizado a 09/09/2019
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Ha sido una semana convulsa. De titulares diarios. De escándalos. Por un lado, el asunto de la casa –casoplón, lo llaman– del dúo Iglesias-Montero, en Galapagar; por el otro, la detención de Eduardo Zaplana por la imputación de no se sabe cuántos delitos; también, el adjunto del ministro Montoro, de igual forma con problemas; luego, las sentencias del caso Gürtel… Y Rajoy dispuesto a templar gaitas ante una moción de censura del PSOE, que podría trastocar su futuro inmediato. Parece el juego de la oca.

Al margen de todo ello –que ya es demasiado para la ciudadanía– lo que supone un insulto a la inteligencia es la decisión del líder de Podemos. Poner su vida privada, mediante ‘referéndum doméstico’, en manos de lo que su organización llama inscritos, sólo tiene una lectura: seguir cobrando de los fondos públicos. Porque Pablo Iglesias y su compañera, doña Irene, saben que, cualquiera que fuere el resultado –mañana, lunes, se conocerá– siempre saldrán triunfadores. De tonto no tiene un pelo. Ni siquiera en la coleta.

Ahora bien, la cuestión memorística, la reflexión, no es únicamente extrapolable a la política nacional –que es donde mayor ruido se produce por aquello de la onda expansiva informativa– sino que debe aplicarse a la municipal y a la autonómica. Con idéntico rigor. Un país avanzado como es España –hay quien se empeña en señalar lo contrario– debe tener las ideas muy claras a la hora de decidir su futuro.

En cuanto a Podemos –el PP tampoco está para verbenas– es muy fácil concluir que las cuentas no le salgan en 2020. Porque no sólo de los más de cuatrocientos mil apuntados –como alardea su secretario general– vive el partido. Pero a otros, por mucho que se esfuercen, tampoco. El galimatías que podría producirse en León dentro de un año –que es a lo que vamos–, puede ser de misa cantada.

Si una buena parte del voto socialista se puede mezclar –quizá difuminar- con el de los más radicalizados del palo zurdo y sus diversas siglas, lo mismo le va a pasar, casi con plena seguridad, al Partido Popular con Ciudadanos, una formación esta que, en la capital leonesa, intentará rentabilizar, como sea, el mensaje de centro-derecha de Albert Rivera. Desde luego, méritos para ello no han hecho, hasta ahora, sus representantes de foto y nota de prensa, que no es lo mismo que decir los más avispados y destacados –algunos anónimos– de la formación.

De modo, que si la memoria social se aviva, que es lo más lógico, las próximas elecciones –municipales y autonómicas– serán en clave nacional a todos los efectos. Y ahí es donde a los que están en primera línea les tiemblan las canillas pensando en lo que se puede avecinar. Aunque ya se vea venir.
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