La feria de El Espino

Estoy seguro de que sabes de un montón de lugares en donde se celebran ferias, mercados, mercadillos… Lo que probablemente ya no sea tan habitual es que tengan lugar dos veces al mes, y mucho menos aún si son concretamente los días 1 y 15, caigan en lo que caigan. Y no te digo ya si es una localidad que cuenta con alrededor de 70 habitantes empadronados. Pues bien, este es el caso de El Espino, en el municipio berciano de Vega de Espinareda; y, la verdad, no deja de llamar la atención la existencia de una feria bimensual –especialmente cuando coincide en días laborables– en un pueblo tan pequeño.

Es cierto que la tradición viene de lejos: en el año 1317, el rey Alfonso XI concedió al monasterio de San Andrés de Espinareda el privilegio de realizar un mercado en tiempos de paz, que fue ubicado en un llano por encima del cenobio, y a una distancia prudencial, para evitar en lo posible el contagio de enfermedades; y, ya a finales del siglo XVIII –hacia 1770–, se estableció su celebración los días 1 y 15 de cada mes.

Ya ves que historia a la feria no le falta. Y popularidad tampoco, desde luego, que es una de las más afamadas de todo el Bierzo. Según me contaban, hace algunas décadas había bastante movimiento, principalmente ligado al comercio del ganado; aunque, de un tiempo a esta parte –ahora ya no se venden animales–, la feria ha ido a menos… Pero, con todo, ahí sigue…; y aún en fechas señaladas –que tradicionalmente son el 1 de enero, el 1 de mayo y el 15 de agosto– sigue estando muy concurrida, con gentes llegadas de distintos puntos de la comarca, y aun de más allá.

Yo me acerqué el pasado 15 de diciembre –un jueves laborable– y, en el lugar destinado a tal fin –al lado del santuario de la Asunción, y bajo techo– había algunos puestos –de ropa, comida, maquinaria agrícola…–, aunque poca –muy poca– gente comprando… Y acabé la mañana, por cierto, en Casa Goyo –que, poco a poco, se fue llenando…–, comiendo pulpo, que es muy típico. Y créeme que fue un acierto…