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La conspiración judeo-masónica del siglo XXI

04/10/2018
 Actualizado a 18/09/2019
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¿Saben aquel que ‘diu’ que la conspiración judeo-masónica se ha travestido supuestamente en las noticias falsas o ‘fake news’? Por suerte, un servidor no fue testigo directo del hit del verano «La culpa de todo la tiene la conspiración judeo-masónica», que tanto sonó hace unas décadas en nuestro país y cuyo solista ha vuelto a nuestras vidas por una mudanza de la que va a ser protagonista. Pero por desgracia, ahora soy oyente obligado del nuevo single de moda «La culpa de todo la tienen las noticias falsas», interpretado por nuestros políticos.

Es cierto que los seres humanos necesitamos algo o alguien a quien culpar de nuestras penas cuando vienen mal dadas. Es más fácil dirigir nuestras miradas al exterior que hacer un examen de conciencia y llegar quizás a la conclusión que nos ha tatuado a fuego este verano en nuestros tímpanos el gran poeta y dramaturgo Luis Fonsi cuando dice eso de «no eres tú, no eres tú, soy yo…». Pues eso, exijamos a nuestros dirigentes un poco de altura de miras y que dejen de tararear el single «La culpa de todo la tienen las noticias falsas» cuando leen o escuchan algo que no les interesa a nivel personal o es negativo para las siglas que defienden. Ni todo son noticias falsas, ni las noticias falsas tienen la culpa de todo.

Lo curioso y alarmante es que esta melodía es vociferada por cantantes de todos los puntos cardinales, ya sea izquierda, derecha o centro. Eso sí, sus lamentos son más fuertes y apocalípticos cuando los supuestos aludidos ocupan los sillones de cuero del poder. Hace unos meses fue la otrora vicepresidenta del gobierno Soraya Sáenz de Santamaría quien lanzó el globo sonda de crear comisiones gubernamentales para combatir las ‘fake news’ y ahora el micrófono lo ha agarrado fuerte Carmen Calvo para cantarnos que hay una campaña de ‘noticias falsas’ contra el Gobierno y que la «libertad de expresión no lo resiste todo». Pues sí, ya tenemos nuestra conspiración judeo-masónica del siglo XXI. Hemos encontrado al enemigo y al culpable de todos nuestros males, así que ante esta situación está todo justificado. Tenemos que defender a nuestra democracia y para ello quizás haya que cercenar ciertas libertades como la de la información, porque el fin justifica los medios. Esto me suena… ¿y a ustedes?

Efectivamente que la libertad de expresión no lo resiste todo. Faltaría más. Pero que un medio de comunicación publique una información que te saque los colores no es un ataque a la libertad de expresión. Todo lo contrario, que un medio pueda actualmente publicar lo que considere oportuno, siempre cumpliendo el código deontológico de la profesión, es un ejemplo de libertad de expresión y de información. No hace falta decir que como en todos los sectores, en el periodismo hay piratas que actúan con unas intenciones que no son ni éticas ni morales, pero esto nunca debe servir de excusa para intentar practicar una censura gubernamental en mayor o menor grado. Porque no hay que olvidarse, que si algún político o resto de mortales consideran que un medio de comunicación ha vulnerado alguno de sus derechos o ha incumplido la ley tiene la posibilidad de denunciarlo ante la justicia, y que sea ésta quien decida si la información dada es falsa o no. Pero no caigamos en la tentación de una prohibición preventiva, porque a día de hoy existe una autorregulación que rige el día a día del periodismo y que deber ser el camino a seguir.

Lo que sí es un ataque a la libertad de expresión y de información es que por ejemplo en los actos del 1 de octubre en Cataluña diversos fotógrafos, algunos de ellos ‘freelance’, y reporteros de medios como Antena3 Televisión, TVE y Telemadrid sufrieran el acoso de los manifestantes de los CDR. Y eso no es lo peor, lo realmente preocupante es que el ministro Abalos califique lo acontecido ese día como “asumible”. ¿Es asumible que individuos, por llamarlos de alguna manera, acosen a fotógrafos, cámaras y periodistas mientras están trabajando? ¿Eso no es un ataque frontal a la democracia de nuestro país? ¿La libertad de expresión en nuestro país soporta que un avatar de presidente como Quim Torra diga a los violentos que «aprieten»? Porque estos dos ejemplos no son ‘fake news’, ojalá lo fueran.

Me van a permitir hacer una pequeña reflexión jocosa, pero no por ello irreal, sobre las noticias falsas. Cuándo un político en rueda de prensa dice algo que luego se demuestra que no corresponde a la verdad, ¿eso se puede considerar también noticia falsa? Porque de ser así, entonces si que coincido con las dos vicepresidentas del gobierno en que las ‘fake news’ nos han invadido.

Seguro que el inigualable cómico catalán Eugenio, del que se estrena hoy un documental, enlutado de pies a cabeza, con su cigarro y vaso de tubo en la mano nos haría reír con sus chistes, mitad en castellano y mitad en catalán, tiene ironía la cosa, sobre lo que está pasando en su tierra y sobre las ‘fake news’. Y quizás, una de sus eugeniadas podría sonar así como: ¿Saben aquel que diu que un político dijo una mentira y luego denunció a un medio de comunicación por publicar esa noticia falsa?
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