12/06/2023
 Actualizado a 12/06/2023
Guardar
Muchos de nuestros monumentos arquitectónicos leoneses, incluida la catedral, se construyeron con piedra caliza de Boñar, cuya cantera podemos ver a las afueras de la villa del Negrillón. Y lo mismo que el negrillón centenario terminó por diluirse atacado por un enemigo terrible, así los edificios amenazan con deshacerse, irresistibles al mal de la piedra. Por eso, los expertos han comenzado a estudiar las posibles soluciones. Y la que va tomando más visos de ser la elegida consiste en un baño de la piedra dolomítica con una sustancia de óxido de grafeno.

Se trata de un nanomaterial muy útil contra los enemigos de la piedra, que son: la contaminación, la lluvia y las temperaturas. Doña María Fernández Raga, investigadora de la ULE así lo afirma. Parece ser que el producto con el cual se podría tintar la piedra, no perturba su color natural, y es hidrófilo con lo que protege del agua y de los microorganismos y posee una fuerte interacción con la piedra quedando «pase lo que pase» pegado a ella. Vamos como un amigo del alma. Además es muy barato. Como un amigo de verdad. Como una de aquellas armaduras que gastaban los antiguos guerreros. Como un plebeyo chubasquero.

Pero, si difícil resulta combatir a estos enemigos de las cosas, mucho más lo es, en realidad, encontrar remedio para los males del alma. Por eso, un grupo de personas, que se autodenomina «Prodigioso volcán» lo han estado buscando durante cuatro días en Babia (como no) un lugar con fama de paraíso espiritual desde antiguo. Y estos son los remedios: «Liderazgo, pensamiento crítico, capacidad de concentración, relajación, inteligencia emocional, capacidad oratoria...» ¡Así cualquiera!

Con todo eso uno podría presentarse ante la historia como el símbolo de algo grande, al modo del búcaro de azucenas que representa a nuestra catedral, a la que algunos llaman «Pulchra leonina», y el cronista «Sueño de la luz». Aunque, bien mirado, para estar en Babia, no hace falta tampoco desplazarse a esa bella comarca leonesa a la que los reyes antiguos iban en busca de tranquilidad, apartándose de las intrigas palaciegas y de las guerras interminables contra ‘el moro’. Bastaría con rebuscar en el pasado de quienes ahora piensan que con sacar a Franco de su tumba en el valle de los Caídos ya es bastante para pasar a la historia, para entender que una mano de grafeno no basta para conservar los monumentos que, con tanto esfuerzo, levantaron unas gentes que priorizaban el esfuerzo de vivir sin paliativos.

La armadura es una forma sencilla de hacer. Mirando de conservar lo que de bueno nos dio el destino.
Lo más leído