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Jorge de Orueta Pemartín

15/01/2016
 Actualizado a 15/09/2019
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En estos días de naranjas mandarinas, kivis, manzanas y otros vegetales dirigidos confirme decisión al estómago para contrariar el empacho navideño todavía llegan cartas en las que zumba la luz y la alegría a la par.

Una de tales cartas llegó a mi casa el día siguiente a Reyes procedente de uno de esos países lejanos que a mí me gusta patear sin ningún remilgo: Camerún y más en concreto de su capital Yaundé. Claro que dicha carta veloz obedecía a las líneas modernas de comunicación actual. O sea se trataba de un correo electrónico perteneciente a mi amigo Jorge de Orueta Pemartín a quien conocí en uno de mis viajes rusos, en concreto en el de julio de 2007 gracias a la mediación de otro buen amigo, Rogelio Blanco, entonces Director General del Libro, Archivos y Bibliotecas.

Jorge de Orueta, quien ya había recorrido otros muchos sitios, ejercía a la sazónde Consejero Cultural de la Embajada Española en Moscú. Sin embargo la carrera diplomática de este descendiente lacianiego adonde pasa frecuentes horas en su casa familiar de San Miguel, Villablino, y con gran disfrute en la nieve de Leitariegos, en ningún momentose estancó, como lo avala el hecho de que desde el último julio sea el Embajador de España en la República de Camerún. De manera que los españoles necesitados de su intervención lo podemos encontrar ahora con una sonrisa franca, amable,diligente, sin caer en la tentación de la comodidaden Yaundé.

No sé , desconozco Camerún, pero siento que esta ‘África en miniatura’ en cuya música autóctona figura el Makossa y el Bikutsi, con grandes éxitos futbolísticos en muchos de los cuales ha tenido que ver el solidario crack de la etnia bassaa Samuel Eto’o en la actualidad en un equipo turco y con antelación en el Mallorca, el Barcelona, el Real Madrid, el Inter de Milán, el ruso Anzhi Majachkala y muchos más,prende en mí como el antílope que existe en mis ojos o la palmera de aceite que crece en el jardín. Testigo plateado la luna.

¡Hasta luego, Jorge! Cuéntanos a Amancio Prada, o meu Amanciño, y a mí. Ah, una posdata: Mi oficio ahora es traducir estrellas. David Bowie ha muerto.
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