marta-del-riego-webb.jpg

Instrucciones para no-vender un poemario

12/05/2023
 Actualizado a 12/05/2023
Guardar
Lee poesía, lee poesía antes de dormir, y en los ratos muertos, poesía en el metro, poesía en un banco del parque. Lee a Anne Carson, a Alejandra Pizarnik, a Sylvia Plath, y claro, a Colinas, a Gamoneda, a Llamazares. Escribe poesía, entra en ese estado de trance y déjate llevar. Desenamórate. Siéntete abandonada y derrotada, con ganas de subir a una roca y gritar, y siéntate en la hora oscura, cuando todos duermen, y escribe, echa al niño a dormir, descorcha una botella de vino, y escribe. Escucha una canción, una guitarra lenta y persuasiva, la voz rota, el tono menor, escúchala una y otra vez, siente cómo las palabras fluyen de las yemas de tus dedos, y escribe.

Luego deja pasar el tiempo. Enamórate. Siente un rapto de euforia, piensa en escribir un poema que lo sea todo, que lo llene todo, que contenga las sábanas revueltas, su lado de la cama, las montañas, el bosque, la sangre. Escribe ese poema.

Luego deja pasar el tiempo. Lee tus poemas y encuentra los agujeros, sufre, excava, planta, arranca. Palabras, palabras que no encajan. Sufre más.

Luego deja pasar el tiempo. Reescribe, rellena, sufre más.

Luego busca un editor. Envía correos, llama, pregunta, indaga. Luego deja pasar el tiempo. Las respuestas no llegan. Insiste. He publicado cuatro novelas, dos ensayos de periodismo, una guía literaria de viajes. Insiste. No te des por vencida. Y por fin, encuentra a un editor. Da una zapateta de alegría en el aire.

Luego deja pasar el tiempo. Y el libro aparece un día, línea tras línea, palabra tras palabra. Permítete ser feliz. Permítete pensar, de todos mis libros, este es, es este. Ámalo, ama ese libro. Visita la librería de tu barrio, la librería donde le compras libros especiales a tu niño. Lleva el poemario escondido. No te atrevas a decir, eh, soy del barrio, igual podías poner mi poemario en el escaparte. Compra un cuento de Perro Apestoso a tu hijo y, cuando vayas a pagar, di con voz temblorosa, he publicado un poemario en una editorial independiente y pensé que quizá… es el diario de una mujer rural. Fíjate que ella ni te mira, te da una tarjeta: Manda un mail, tenemos taaaantas solicitudes de gente que hace autoedición. Di: No es autoedición. Escucha que ella contesta con voz aburrida: Ya me entiendes. Insiste: He publicado cuatro novelas, dos ensayos de periodismo, una guía literaria de viajes. Intenta disimular que estás perdiendo fuelle. Observa que ella se pone a ordenar una pila de libros: Si todo el mundo que publicara poesía, quisiera venderla…, ya me entiendes, mándame un mail. Abandona la tienda. Decide que nunca más vas a vender tu poemario. Que solo te dedicarás a escribir. (Y a firmar en librerías que te quieran, como este sábado en la Feria del Libro de León).
Lo más leído