10/11/2025
 Actualizado a 10/11/2025
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Soy hijo y hermano de empleados de una empresa eléctrica, mi padre empezó trabajando en Fuerzas Motrices de Luna, más tarde E.L.S.A., Eléctrica Madrileña, Unión Fenosa, hoy Naturgy, donde se jubiló mi hermano, pero yo estoy a medio camino entre la estupefacción y el cabreo morrocotudo.

Veamos, sobre las cinco de la madrugada una tormenta de agua, lluvia y viento hizo que en la zona nos quedáramos sin energía eléctrica. Hasta aquí todo es normal y entendible: razones meteorológicas producen una avería y se corta el suministro. Punto.

Obvio es decir que a día de hoy vivimos indeleblemente conectados a la luz eléctrica: cocinas vitro, ordenadores, frigoríficos, hornos, lavadoras, cargadores de móviles y un larguísimo etcétera.

Pues bien, sobre las 9:30 de la mañana, ya hemos pasado más de cuatro horas sin suministro, me pongo en contacto con la empresa para recabar información, pero… me atiende un ordenador o maquinita con la que resulta un tanto dificultoso entenderse. Tras repetir una docena de veces el DNI del cliente, no sé si incluso me pedía el número de zapato o pie que gastaba, finalmente una voz metálica, no humanoide, más bien alienígena, me informa ampulosamente: «Su zona está afectada por una avería. Si desea más información visite nuestra página web». A uno, humildemente, casi le entran ganas de decirle a la susodicha que ya sé que no tengo luz, sí, ¡eso está claro!

Cargado de paciencia entro con el móvil en la página de la compañía, nada intuitiva, donde ponen: «Incidencia». ¿Dice el tiempo previsto o aproximado de la reparación? ¡Pues no! A continuación, me piden que valore la respuesta de su página… me reservo los improperios que solté, ya que no son publicables, no.

Busqué en el balance del año 2024 el beneficio neto de la compañía: 1901 millones de euros. ¿Y a los usuarios nos hacen hablar con una maquinita y no con un humano? Salud.

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