Imagen Marina Díez

Igualdad no es homogeneidad

20/09/2025
 Actualizado a 20/09/2025
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El domingo, en una comida familiar, un primo mío comentó mientras partía el pan:

—A mí lo que no me gusta es que ahora nos quieran hacer a todos iguales.

Lo dijo con toda la calma, como quien da su opinión sobre el tiempo. Y me quedé pensando en cuántas veces se confunde igualdad con hacer copias idénticas de las personas.

La igualdad no es eso. No se trata de borrar lo que somos, sino de que nadie valga menos por ser como es.

Pienso en Maruja, que siempre ha sido de carácter fuerte, con esa voz que se oye antes de que ella entre en la plaza. Más de una vez le han dicho que es “demasiado mandona”, cuando a su hermano, que habla igual de alto, le llaman “líder nato”. O en Paula, que desde niña prefería las botas llenas de barro antes que las muñecas; su padre todavía se ríe diciendo que parecía “un chaval más”.

¿Veis? A ellas no las dejaron ser sin ponerles etiquetas. Y a muchos de vosotros os pasa lo mismo: si preferís cocinar antes que jugar al mus, os dicen que sois raros; si os gusta hablar de lo que sentís, os miran con cara de no entender nada.

La igualdad no quiere quitarnos esas diferencias. Lo que quiere es que ninguna sea motivo para perder respeto, sueldo o libertad. Que podamos ser como somos sin que eso tenga un precio.

Así que no, primo, no queremos parecernos todos. Queremos poder ser distintos sin miedo.
 

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