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Hombres y mujeres no somos iguales

01/09/2023
 Actualizado a 01/09/2023
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Genéticamente no somos iguales, fenotípicamente no somos iguales, por tanto, nuestra forma de pensar, actuar y dirigir nuestras vidas no va a ser igual.

Un buen amigo me recomendó el mejor libro para comprender cómo funcionamos. Al principio me burlaba de lo que decía, hasta que, incrédula, pude comprobar que cada afirmación era cierta.

Los hombres actúan por objetivos, ellos quieren dar soluciones y una vez lo consiguen se ponen la gorrita de ‘todo arreglado’, de ahí que por lo general haya más competitividad entre el género masculino. El hombre provee y la mujer con esos recursos hace de la casa un hogar.

Ante un conflicto, ellos se meten en su cueva. En ocasiones para reflexionar el problema; otras, simplemente se evaden en busca de tranquilidad, para que cuando estén más tranquilos salir y lidiar con ello. Nosotras somos más charlatanas, queremos hablar del tema, darle vueltas una y otra vez hasta aclararlo, todo ello sin pausas, en el momento, sin dejarlo enfriar. Además, para ellos, su muestra de amor se materializa no preocupándose demasiado, quitando hierro al asunto; sin embargo, para nosotras mostrar preocupación es un sinónimo de cariño e interés.

Como ellos están dirigidos por metas, les gusta sentirse necesitados por nosotras, sentirse útiles, lo que les motiva a seguir de la mejor manera. Nosotras primamos más el sentirnos queridas, valoradas. Las mujeres demandamos sentirnos validadas más a menudo y buscamos recibir halagos más constantemente por parte de ellos.

Tras etapas o ratos de intimidad ellos son como una goma elástica: se alejan de nuevo, necesitan su espacio y se irán a su cueva para volver con más fuerza. Por el contrario, nosotras somos como una ola del mar, tenemos muchas subidas y bajadas, lo que viene explicado por nuestra naturaleza cíclica. 

Estos contrastes son reales y hermosos y no tiene nada que ver con los rolles de género. Ellos vienen de Marte y nosotras de Venus.

Es cierto que hay hombres con energía más femenina y mujeres con energía más masculina. Y también es cierto que estas diferencias tienen origen en nuestro ADN, por ello, un hombre siempre será un hombre y una mujer siempre será una mujer.

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