Parte de la guerra cultural que desde hace ya algunos siglos se libra contra el mundo hispánico proviene de nuestra incapacidad para valorar nuestra propia lengua.
Algunas de las amenazas que sufre el español, como la invasión del extranjerizante lenguaje tecnológico o el crecimiento del terrible espanglish en Estados Unidos, son difíciles de abordar. Otras, como el poco cuidado que se le presta en determinados medios de comunicación, especialmente televisivos, o los ataques que sufre por parte de toda clase de nacionalismos y localismos son más sencillos de atacar si todos ponemos algo de nuestra parte.
Trabajar en la investigación y en la protección de las diversas lenguas, fablas y dialectos que derivaron en la formación del español no puede ser incompatible con valorar la riqueza y la utilidad de un idioma que compartimos con 500 millones de personas, y en el que se han escrito algunas de las mejores páginas de la Literatura universal. Sin embargo, no son pocos los que parecen pretender que se reduzca su presencia en la vida pública, introduciendo lenguas como el leonés en la relación de los ciudadanos con la Administración e incluso en los criterios de las oposiciones, por más dinero público que nos cueste y aunque no exista la menor demanda social en ese sentido.
Romper con esta tendencia es el objetivo de numerosos colectivos, como la Asociación Cultural Héroes de Cavite, que celebra hoy en León la I Jornada sobre la riqueza del idioma español. A partir de las 9,30 de la mañana Rogelio Blanco disertará en el salón de actos del Ayuntamiento sobre las fortalezas y debilidades del idioma español. A continuación, Carlos Leáñez pronunciará la conferencia «500 millones de hispanohablantes: una potencia mundial en ciernes», y por último el catedrático José Ramón Morala profundizará en los orígenes de las lenguas románicas a partir de la famosa ‘Nodicia de kesos’, documento aparecido en León a finales del siglo X de importancia en el estudio de la evolución de nuestras lenguas románicas.
Iniciativas como esta son un motivo de esperanza en mitad de tantas noticias disparatadas que protagonizan últimamente los que pretenden hacer un uso político de la lengua asturleonesa.