Así define, la profesora Margarita Álvarez Rodríguez, lo que quiere ser el encuentro nocturno que tendremos el próximo viernes, 25 de agosto en la Casa de las Culturas del Ayuntamiento de Matallana de Torío. Se trata de la tercera edición de una velada animada por el coro ‘La Estación’ de Matallana, el fin último de esta jornada es celebrar el reencuentro que reverdece los pueblos de la ribera al ritmo de la música y la palabra.
Esta vez haremos confluir en un particular mar de letras y música, los enriquecidos caudales de los ríos Torío, Omaña y Curueño, de la mano de tres riberanos que se han dejado pescar para la faena, seducidos por el honor de representar el caudaloso acervo de tradición heredado de los ancestros que antes poblaron estas montañas.
El primero de ellos, Ángel Fierro, nacido en Cármenes, ensayista, poeta, narrador, recopilador incesante de testimonios de antaño, recuperador de raíces, que en 1963 cofundador de la mítica ‘Claraboya’ junto a Agustín Delgado, Toño Llamas y Luis Mateo Díez, aquella importante revista que supuso la renovación poética en un momento de sequía lírica al apoyar voces disidentes que revolucionaron el panorama lírico español. Un proyecto poético que durante cinco años –la censura no permitió prologarlo– contó con la colaboración de poetas como Panero, Guelbenzu, Claudio Rodríguez, Gamoneda o el Premio Nobel Vicente Aleixandre. Fierro es pues, protagonista y buen conocedor de los márgenes de lo acontecido.
También hemos enredado en nuestro remanso de plácido encuentro, a Margarita Álvarez, paladina de las letras omañesas, por algo fue nacida en Paladín, profesora de Lengua y Literatura durante largos años en Madrid, además autora del Himno a Omaña y del delicioso libro ‘Palabras hilvanadas: el lenguaje del menosprecio’ donde discurriendo por meandros varios, desgrana de manera deliciosamente fluida el incesante caudal lingüístico de disfemismos por el que navegamos en el habla común. La tercera en esta terna de artesanos de la palabra es una auténtica sirena de voz acariciadora: la escritora y editora Marina Díez, enraizada en Sopeña de Curueño, joven poeta, esperanzador testigo, presente y futuro de las letras leonesas.
Les invito a que formen parte de este encuentro que pretende unirse a la riada cultural que está regando las montañas del norte de León este verano.
Hablaremos de ríos, tradiciones y de los rostros de los que las protagonizaron para educar nuestra mirada, porque para aprender a ver, cómo bien dicen esos versos de Ángel Fierro «…hace falta más poesía y menos discursos, pues lo maravilloso fluye incesante bajo los párpados del mundo».
Poesía y música, hermanando valles.