¿Habré dicho esto antes?

La rabia que me está dando escribir esta columna. Ya la tenía hecha y me estaba yendo para mi casa, estaba casi en San Francisco, cuando me ha asaltado las dudas: ¿Habré escrito antes ese titular? ¿Había hablado ya de este tema? ¿Repetí las citas? ...

Así que, con las mismas, como dice la canción, pegué la media vuelta y volví a sentarme aquí para deshacer lo hecho y teclear con toda la rabia del que se cree estúpido por tener que volver a empezar lo que dio por acabado. Causa una terrible desazón la sensación que tiene uno cuando, apenas abandonado el hogar, se comienza a preguntar si echó el pejo a la puerta, si cerró el gas, el grifo del agua o la puerta del canario. Personalmente, no me duermo cuando tengo que dejar la moto en la calle y no recuerdo si quité la llave del contacto –ya me pasó alguna vez–. Entonces tengo que dejar las sábanas, con lo que eso duele, y llegarme hasta el armarito de las llaves para respirar aliviado o invocar a toda su...

Y así, al juntar las letras de esta columna me imagino que la misma sensación tendrán en el Ayuntamiento de León o en el Instituto Nacional Ciberseguridad, antes conocido como Inteco, cuando nos reúnen a los periodistas para contarnos que ambas instituciones van a colaborar para desarrollar el polo tecnológico de la ciudad. O cuando nos llaman para contarnos que la Cámara de Comercio y la Diputación van a tratar de impulsar los polígonos industriales. O cuando cualquier agencia de la Junta reafirma su firme apuesta por el medio rural. O al máximo nivel, cuando el Gobierno se muestra comprometido con los emprendendores de cualquier sector.

Estoy seguro de que los responsables de todas estas cuestiones tendrán la misma situación cuando bajan en el ascensor de la oficina pensando si eso ya lo habrían organizado antes, ellos mismo o al que han sustituido. Estoy seguro de que se lo preguntan, pero ellos, a diferencia de cualquiera no vuelven para asegurarse. Con lo que eso cuesta.