marta-del-riego-webb.jpg

Guerreras águila

14/11/2025
 Actualizado a 14/11/2025
Guardar

«El hombre es un ser solar, está unido al día, al fuego y al águila. La mujer es lunar, va con la noche, el agua y el jaguar. Los pueblos nativos creían en la dualidad femenino-masculino. Por eso la guerrera lleva una capa de águila-masculina y el guerrero, una máscara de jaguar-femenina». Las dos estatuas, enormes, majestuosas, nos contemplan desde su podio. Karina Romero Blanco, comisaria de la exposición «La mitad del mundo. La mujer en el México indígena», levanta la mano y su huipil blanco bordado se mueve con ella. Tiene algo de visión sagrada. Dice: «Algunas de estas piezas jamás habían salido de México. Para traerlas a España las comunidades indígenas tuvieron que reunirse y dar su permiso». Después, la comitiva avanza por el resto de la exposición en el Museo Arqueológico Nacional (MAN), pero yo no puedo apartar la mirada de esas dos figuras. Tan poderosas. Me las imagino en el templo donde fueron halladas en 2016, en Tehuacán, Puebla. Las guardianas invisibles esperando durante siglos salir a la luz. 

Esta exposición desata la imaginación como si fuera un pájaro libre. La muestra más ambiciosa que ha habido en nuestro país sobre las culturas prehispánicas. Por el número -435- y calidad de las piezas. Pero también por el número de instituciones implicadas: organizada por el Ministerio de Asuntos Exteriores –a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID)–, y la Secretaría de Cultura del Gobierno de México –a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH)–, es un proyecto binacional de los gobiernos de España y México. Y por el número de sedes en las que se reparte: cuatro, cada una con una temática. En el MAN se expone el ámbito humano. En la Fundación Casa de México, el divino. En el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, el ajuar funerario de la Reina Roja. Y en el Instituto Cervantes una muestra que explica cómo las mujeres se comunicaban a través del arte textil: los bordados, los dibujos, la riqueza apabullante de los distintos acervos mexicanos. Ahí está de nuevo: la imaginación. La imaginación de las mujeres. 

Visitamos las cuatro sedes y la comisaria va desgranando mitos de los distintos pueblos. Esa es la diosa luna de los mayas. Aquellas figurinas de viejas riéndose provienen de los mexicas, donde las mujeres bebían y tenían más libertad sexual. El nenúfar que se encuentra en muchas coronas mayas está relacionado con el agua, ergo, la mujer. Las estatuas femeninas llevan faldas de serpientes porque la serpiente protege los cultivos... Las frases caen y cada una cuenta una historia. Al final del recorrido, Karina dice: «Hoy no hay mujeres reinas o gobernantes mayas, pero sí guerreras: ellas ostentan las mayordomías, es decir, son quienes tienen el poder entre su pueblo». Me imagino a las guerreras águila de todo México levantándose contra la injusticia con su capa de plumas. Me lo imagino y todo cobra sentido.

Lo más leído