19/01/2017
 Actualizado a 14/09/2019
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Una buena amiga ha enviado a nuestro grupo de Whasapp una foto en la que aparece una máxima que viene muy bien estos días: «atención, el grajo va andando; repito, el grajo va andando». Todos sabemos el refrán del grajo, pero os lo recuerdo: «cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo». El mensaje va cargado de ironía, lo cual es siempre bueno, porque, a estas alturas, a veces creo que sólo nos queda la ironía para enfrentarnos a una realidad por demás estúpida. Es cierto que más de media España está atacada por un frente polar o siberiano y que nieva en sitios tan poco habituados al blanco elemento como Torrevieja, pongo por caso. Pero en esta provincia tan famosa en el mundo entero por el frío como Moscú, pues nada; sólo ha nevado en las alturas, a más de mil y pico metros. Y lo del frío, un chiste. Que el día de San Antonio ‘el patero’, patrón de todos los bichos de más de dos patas, nos levantásemos con el termómetro a seis grados es, ciertamente, una anomalía. En enero, en León, a parte de ver la luna más hermosa del año, hace mucho frío. Es raro el día en que el mercurio supera, a las 9 de la mañana, los cero grados. Este año, debido seguramente al cambio climático que todavía niegan mogollón de personas más o menos bien informadas y con mucho poder, ha sido raro el día que hemos bajado de los fatídicos cero grados. Que el próximo ‘Emperador del mundo occidental’ sea capaz de poner en duda una realidad tan siniestra como que el clima, por mor de los humanos, ha variado 180 grados, es, otra ironía, pero sin ninguna gracia. Aquí, por ejemplo, a parte de llover dos o tres días desde noviembre, las estaciones de esquí, dependientes de la Diputación, han abierto sus pistas ayer, cuando en un año normal, lo hacen en el puente de la Constitución. Eso supone para los pueblos cercanos a las estaciones una pérdida económica irreemplazable. Pero no sólo ha pasado en España. En Europa, hasta la llegada de este frente polar o siberiano, muchas estaciones que abrieron en noviembre, tuvieron que cerrar casi un mes. Que este hecho sea negado por muchas personas que han estudiado y, lo que es peor, que tienen poder, es una desgracia para el mundo. He leído algún estudio que afirma que en cincuenta años algunas ciudades costeras europeas serán anegadas por las aguas como la Atlántida, debido a que el polo norte, si no se pone remedio y rápido, se convertirá en una nueva Marbella, pero mucho más arriba en el mapa.

Como ya he dicho, mañana toma posesión el nuevo ‘Emperador del mundo occidental’. ¡Qué Dios nos pille confesados y comulgados! Un tipo como Trump no puede traer nada bueno al mundo. Son las insidias de la democracia, que permite a un misógeno y a un esparaván presentarse a una elecciones libres y ganarlas. Uno es uno de los pocos iluminados que creen que, al fin y al cabo, no son tan libres. Libre es un hombre (como género), que no debe nada al banco, que no tiene a nadie que dependa de él, que se puede permitir el lujo de andar y andar los caminos sin nadie que le detenga. Esto, para nuestra desgracia, sólo lo pueden conseguir los muy ricos o los pobres de solemnidad. Como la inmensa mayoría de la gente no es ni una cosa ni otra, pues eso, no somos libres. Somos peones de una partida que no entendemos y en la que no pintamos nada. El nuevo ‘Emperador del mundo’ se ha propuesto defender sus intereses a toda costa, cueste lo que cueste. Es de suponer que no cumplirá ni la mitad de sus promesas, entre otras razones porque los mismos que lo han aupado al poder no le dejarán. Pero no es consuelo. Sólo con cumplir la otra mitad de sus promesas, el mundo está abocado a un sin dios que es mejor no pensarlo. A mi me queda el consuelo de que esas famosas elecciones libres no las ha ganado la tonta de los cojones de la mujer del ‘Emperador Clinton’. Si lo hubiera hecho, no nos libraría nadie de una guerra caliente con la nación siberiana, y eso sí que sería una desgracia. Los miembros del ‘lobby’ militar useño, principales valedores de ‘doña Hilaria’, no pararían hasta conseguir que sus nuevas máquinas de matar cumpliesen su oscuro propósito. No digo que el ‘Emperador Trump’ haga lo mismo. Es probable que así sea, pero nos queda la duda que con su contrincante no tendríamos; o por lo menos no tendría un servidor.

El asunto es que la ola de frío polar o siberiana no nos ha afectado. Será que León es como Maine o como Montana. Somos americanos desaboridos; ellos son como canadienses y nosotros astures irreductibles que soportan todas las adversidades sin inmutarse.

Salud y anarquía.
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