Gracias, Clemente

Santa María del Páramo está de luto. Y no porque en la nueva camiseta del Ademar prácticamente ni aparezca en el mapa el nombre de mi querido pueblo –que espero que se deba a un error en la serigrafía de la primera camiseta que pueda solventarse–. Los vecinos de la ‘capital’ del Páramo y de toda la comarca estamos de luto porque todos sabemos que nada volverá a ser lo mismo sin él.

Fue una noticia difícil de digerir desde que se empezó a rumorear por el pueblo a principios de julio y que, finalmente, se plasmó este pasado lunes. El gran Clemente puso fin a su ingente legado al frente del pub Olimpo. Mi punto de encuentro favorito. El mío y el de tantos otros parameses y paramesas.

Y aunque sea por motivo de traspaso, el Olimpo pierde su esencia –con todo el respeto a sus nuevos inquilinos–. Se va una de las referencias de la hostelería paramesa con casi 40 años detrás de la barra de la morada de los dioses junto al ‘Rincón de Jaje’ donde habita la bella ‘Moncha’.

Siempre operativo a cualquier hora del día para recibirte amablemente y con una sonrisa y decirte: «¡Hombre! ¿Qué pasa maestro?». Ya fuera al desayuno, a mediodía, al café después de comer, a las cañas de la tarde o a lo que la noche quisiera alargarse...

El único templo del madridismo al que los barcelonistas entraban encantados. El lugar donde muchos –entre los que me incluyo– han llegado a hacer más horas en un día que en su propia casa. El pub que se llenaba de gente con motivo de cualquier fiesta que organizase Clemente. Uno de esos sitios en el que, dependiendo a la hora que fuera, no hacía falta que pidiera, porque él ya sabía lo que quería.

Pero el mérito es de él. Horas y horas y más que horas detrás de la barra aguantado como un dios del Olimpo para hacer felices a los parameses día y día. Y todos, fuimos felices en su despedida este pasado lunes, pero fueron tragos amargos para ahogar las penas por su despedida. Aunque aún podemos disfrutarle en lo que queda de julio en la transición del traspaso, es inevitable que todo vuelva a ser lo mismo.

Gracias, Clemente. Que se prepare Sevilla.