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El gordo y el flaco de Navidad

30/12/2025
 Actualizado a 30/12/2025
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Dicen que dos amigos hablaban de lo que harían con el dinero, si les tocara el premio gordo de la lotería. Uno de ellos dijo que compraría un piso, cambiaría de coche, viajaría por lugares a los que de otra forma no podría visitar… y que daría una parte a los pobres. Lo cierto es que el sueño se cumplió y le tocó una millonada. El agraciado se pone a confeccionar la lista de gastos delante de su amigo: el piso, el coche, los viajes... A lo que el amigo le pregunta: ¿Y los pobres? La respuesta no se hizo esperar: Los pobres que coman mierda (sic).

Otro caso, ciertamente real, ocurrió hace algunos años cuando a un minero jubilado le tocaron cuarenta y tantos millones de las antiguas pesetas. De poco sirvieron para curar su grave enfermedad, pues murió a los pocos días. Ya es mala suerte. Que lo tengan en cuenta los que se ríen cuando se dice que la verdadera lotería es la salud. Y, puestos a contar anécdotas, muchos recordamos lo ocurrido en un pueblo leonés  al que la lotería regó de millones, cuyos beneficiarios, incapaces de controlar la euforia a la hora de gastar, poco a poco terminaron arruinados. 

Que conste que me encuentro entre esas personas en las que no despierta especial ilusión el hecho de que nos toque la lotería, consciente de que hay premios o riquezas mucho más importantes que el dinero. Y por eso en el fondo me da pena cuando veo a la gente tan feliz solo porque tienen más dinero, aunque me alegro y entiendo que para algunos pueda ser un alivio en la medida en que viene a amortiguar sus dificultades económicas.

En el pueblo de Villamanín un grupo de jóvenes vienen entregando su tiempo e ilusión, formando una comisión de fiestas, para que el pueblo no decaiga y la gente pueda disfrutar en armonía. No es tarea fácil y requiere mucho esfuerzo. Se han molestado generosamente en buscar medios para financiar los gastos que todo esto supone. Uno de ellos es vender participaciones de lotería. Gracias a ellos muchas personas han sido agraciadas. Sin ellos no les habría tocado nada. Pero la buena suerte se ha visto acompañada de un poco de mala suerte, y resulta que ahora, para algunos, esos jóvenes que lo han dado todo son considerados los malos de la película. Sin embargo, aunque se queden sin un céntimo, son los verdaderamente ricos. El dinero no lo es todo. No sé lo que dirá la justicia. Simplemente manifiesto lo que yo haría en semejante situación: tratar de repartir todas las ganancias entre todos, incluidos por supuesto, los miembros de la comisión.
 

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