En más de una ocasión he tenido la suerte de compartir algunas celebraciones o encuentros con chicos y chicas, y con sus familias, pertenecientes a Asprona Bierzo, la última hace un par de días. Si entramos en su página web podemos encontrar la descripción de esta institución: «Asprona Bierzo es una organización sin ánimo de lucro constituida con fecha 2 de abril de 1993, aunque el movimiento asociativo comenzó en el año 1967 de la mano de Asprona León, para dar respuesta a las necesidades de las personas con Discapacidad Intelectual y a sus familias, intentando conseguir las mayores cotas de calidad de vida».
Con frecuencia nuestra sociedad es clasista o racista en el sentido de que tiende a discriminar a las personas por sus limitaciones y a encumbrar a los que parecen dotados de más cualidades físicas e intelectuales. Ni que decir tiene que cuando nace un niño con determinadas discapacidades el disgusto de la familia suele ser mayúsculo. Incluso algunas, si esto es detectado durante el embarazo, no les dejan ni siquiera nacer. Y, sin embargo habría que decir que el mundo sería imperfecto sin estas personas que tienen unos valores que otras que tendemos a considerar como normales no tienen. Al contrario, hay discapacidades mucho peores, como es la falsedad, la soberbia intelectual, el egoísmo calculado, la falta de verdadera alegría, el afán de aparentar…
Por todo ello se entiende que es mucho lo que tenemos que aprender de estos chicos y chicas, que saben como nadie dar y recibir amor, que saben divertirse y disfrutar de la vida con muy poca cosa, que no encuentran motivos para quejarse de la vida mientras que otros, tal vez con menos motivo, estamos siempre quejándonos de todo.
Pero si a ellos los consideramos gente encantadora, otro tanto podemos decir de sus familias, por todo el amor que les dan, sin complejos, muy orgullosos de sus hijos, hermanos, parientes… especiales. No los ocultan, no se avergüenzan de ellos. Más aún no faltan quienes los consideran como un verdadero regalo de Dios. En realidad lo es, cuando se descubre la inmensa riqueza encerrada en estas personas y que contrasta con la vaciedad y superficialidad de otras en teoría más favorecidas por la vida. Y puestos a agradecer, no podemos olvidar por su gran labor al personal que trabaja con estos muchachos.
Finalmente, hay una palabra varias veces repetida en el último encuentro que ha inspirado este comentario: inclusión. Es lo contrario de exclusión. Significa darles todo tipo de oportunidades, también en el mundo laboral.

Gente encantadora
27/11/2018
Actualizado a
07/09/2019
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